Baleares vive la tormenta perfecta en materia de vivienda para que los inmuebles sean cada vez más caros y su precio no pare de aumentar. Hay desbordamiento demográfico imparable, el mayor de toda España en términos relativos, se mantiene la presión del mercado extranjero en la compra de inmuebles, el parque de pisos vacíos ha ido al alza ante el temor de algunos propietarios a los impagos de los inquilinos y, añadido a todo ello, se da un descenso paulatino pero imparable del parque de pisos disponibles en las Islas.
Los datos oficiales del Ministerio de Vivienda constatan el hundimiento del stock de vivienda en las Islas desde que estalló la burbuja inmobiliaria. En 2023, el último año completo del que da cuenta la estadística del Ministerio, el stock de vivienda disponible en las islas era de 5.863 inmuebles. Una década antes, había 15.285 viviendas en Baleares.
Subida general de precios
La progresiva desaparición del stock de vivienda ha ido acompañada de un aumento en el precio, que se ha agudizado profundamente en los últimos años. En el año 2012, con esas más de 15.000 viviendas en stock, la hipoteca media que se firmaba en lslas era de 114.023 euros. En ese mismo año, la hipoteca media en España era de 100.841 euros.
Diez años después, el descenso del stock y el aumento de la población han tensionado de tal manera el mercado que la hipoteca media que se firmó el año pasado en Baleares fue de 217.660 euros cuando la media de España era de 141.819. En otras palabras: la hipoteca media que se firma en Baleares se ha encarecido un 90 % en la última década, frente al 40 % que ha subido de media en España.
La caída en el stock de vivienda es una de la razones que explican porque los precios han subido mucho más en Baleares que en otras comunidades autónomas. El desplome de vivienda disponible ha sido del 60 % en una década, el segundo más alto de toda España. Solo le supera al País Vasco donde, durante ese mismo periodo, el parque de pisos disponibles se redujo un 77,3 % y pasó de 11.926 viviendas disponibles a las 2.703 que tiene en la actualidad. Como consecuencia de ello, el País Vasco y Baleares son las dos comunidades donde hay menos viviendas susceptibles de incorporarse al parque de pisos habituales.
Esta desplome en las viviendas disponibles tiene que ver con la profunda crisis del ladrillo en Baleares. Las estadísticas del Colegio de Aparejadores son concluyentes: en las islas se construye poco y además muchos de los nuevos visados son de viviendas unifamiliares y adosadas, que en su conjunto superan a las plurifamiliares.
Al hecho de que se construya poco se suma además el aumento en las compraventas que se ha registrado en la última década. Tras el colapso que provocó el crack inmobiliario, las ventas se contrajeron hasta el punto de que el año 2012, con un stock de más de 15.000 viviendas, se realizaron 7.7226 operaciones de compraventa. En 2023 esta cifra era el doble, si bien la mayor parte de las transacciones eran de inmuebles de segunda mano.
Las medidas
El Govern ha puesto en marcha una serie de medidas para sacar vivienda al mercado y tratar de evitar que el stock sigue en caída libre. Una de ellas es el programa Construir para Alquilar, pensado para que los ayuntamientos cedan suelo a los promotores. Los promotores se encargarán de construir las viviendas y las podrán gestionar en alquiler por un periodo de 75 años. Una vez pasado eso tiempo, las viviendas pasan a formar parte del parque público del Ibavi.
La otra medida para aumentar el stock de pisos es el programa Lloguer Segur, para incentivar la salida al mercado de pisos vacíos.
El problema de la vivienda no tiene solución.