La bronca en el despacho oval a Zelenzky, los planes para convertir Gaza en un resort sin sus habitantes, la anexión de Groenlandia o de Canadá, aranceles erráticos. La llegada de Donald Trump el pasado mes de enero a la presidencia de Estados Unidos ha trastocado el papel de la primera potencia del mundo que ha dejado de ser un socio fiable para Europa y el resto de aliados occidentales.
El giro aislacionista y nacionalista ha tenido como eco los planes de la Unión para multiplicar su presupuesto en defensa y tiene en vilo la posibilidad de un acuerdo con Rusia en torno a la invasión de Ucrania.
Margalida Capellá, profesora de Derecho Internacional, y Cristóbal Santandreu, General de División Retirado, analizan con Ultima Hora el impacto de estos cambios en el orden internacional y en la defensa. Un momento de incertidumbre en la que juegan además de las naciones otros factores como la irrupción de la inteligencia artificial y el impacto de las grandes tecnológicas.
«Van completamente libres, sin control. Son un cuarto poder y como tal debería tener algún límite», reflexiona Capellá. También queda en el aire la posible respuesta al cambio climático tras el abandono de EEUU de los acuerdos de París y las democracias occidentales afrontan la irrupción de fuerzas liberales en sus parlamentos con un peso muy elevado en numerosos países. En paralelo al cambio de postura de Estados Unidos y su abandono del multilateralismo emergen China y el resto de los BRICS, las potencias del Sur Global cuyo papel en el nuevo orden aún está por definir y que llevan años cuestionando el antiguo sistema en torno a Naciones Unidas.
Por su parte, Santandreu reconoce que ahora mismo China es «casi el rival militar de EEUU. Pero hay que aclarar que eso no es ni bueno ni malo. Da tranquilidad a los que estamos en medio».