La digitalización de la enseñanza educativa era vista hasta hace muy pocos años como un progreso que indudablemente mejoraría su calidad, pero del furor que generó inicialmente se ha pasado al temor por sus impactos nocivos sobre el alumnado. La falta de concentración por su instantaneidad o la pérdida de cultura del esfuerzo por las facilidades que ofrecen son algunos de los efectos que la Conselleria d’Educació aspira a paliar.
El curso que empieza en septiembre será el primero que prohíba las pantallas en Infantil y regule su uso en 1º, 2º y 3º de Primaria. Solo se usarán como excepción en los casos en que se desarrollen programas específicos que incorporen plataformas digitales y, en estos casos, también se limitan a un máximo de una hora semanal. En 4º de Primaria los alumnos podrán usar estos dispositivos de forma individual una hora al día, mientras que en 5º y 6º se permitirá ampliar este límite siempre que sea compatible con los objetivos pedagógicos y el bienestar del alumnado.
La pandemia aceleró la digitalización en todos los sentidos, y eso se mantiene para casos concretos en los que es útil para mejorar la enseñanza. De este modo, se podrá ampliar el número máximo de horas de uso de estos dispositivos para eliminar barreras de acceso al aprendizaje y garantizar la participación activa de todo el alumnado en el aula, así como para facilitar el contacto social con los estudiantes de atención educativa hospitalaria y domiciliaria.
Móviles prohibidos
A estas regulaciones se añade que la prohibición de los móviles en centros públicos y concertados. El alumnado no podrá usarlos durante toda la jornada escolar, lo que incluye el horario lectivo, el recreo, los periodos dedicados a actividades complementarias y extraescolares, y las salidas. Excepcionalmente, los estudiantes de Secundaria y de enseñanzas postobligatorias podrá utilizar estos dispositivos, si no se pueden usar los del centro educativo, exclusivamente para actividades puntuales con fines didácticos y pedagógicos.
La capacidad de atención de los pequeños es cada vez más limitada por el uso de las tecnologías, según advierten desde el Consejo General de la Psicología de España. Sin embargo, el 24,5 % de los padres no ha hablado nunca con sus hijos sobre los peligros y riesgos de Internet, según un estudio citado por este organismo estatal. Únicamente el 36 % de los menores ha recibido formación sobre ciberseguridad en sus centros en España.
Asimismo, la lista de impactos negativos sobre los más jóvenes es mucho más larga. La literatura científica citada por el consejo habla de cómo un uso indebido provoca bajo rendimiento académico; dificultades en el desarrollo del lenguaje; problemas de sueño; problemas relacionados con la alimentación; insatisfacción con la imagen corporal; problemas de conducta; menores niveles de autoestima; mayores niveles de depresión; ansiedad y sensación de soledad.
Se veía venir desde hace tiempo que el uso de los Chromebooks en los centros educativos traería muchos problemas a los jóvenes. Aunque tarde, está bien que empiecen a ponerle solución.