Baleares es una de las comunidades que más ha visto crecer el intercambio de casas en los últimos tiempos, un modelo de alojamiento turístico libre de transacciones económicas y que está consolidando su hueco entre las tendencias de viaje de los últimos años.
HomeExchange es la principal plataforma de intercambio de casas en el mercado. Cuenta con más de 2.000 miembros en Baleares, región que en 2025 ha experimentado un repunte del 15 % en el número de pernoctaciones por vía del trueque habitacional hasta llegar a las 113.216. Los intercambios producidos solo en los meses de verano suman cerca de 2.000 (1.896), lo que constituye un incremento del 26 % con respecto a 2024.
La mecánica es sencilla. Los miembros pagan 175 euros al año como cuota fija por integrar su casa en la red de la plataforma. Eso da derecho a intercambios ilimitados y cuantificables también a través de los puntos que los anfitriones van otorgando a los invitados en función de su grado de satisfacción con los mismos.
Esta modalidad de viaje lleva 30 años funcionando, pero ha ganado presencia en los últimos años. En gran medida porque se ha estado alimentando del impulso proporcionado por varios. Básicamente tres: pandemia, inflación y concienciación por el turismo sostenible.
Pilar Manrique, portavoz de HomeExchange, explica que la crisis de la covid ayudó a decantar las preferencias por entornos más aislados y percibidos como sanitariamente más seguros. En segundo lugar, la inflación desatada por la guerra de Ucrania -y otros condicionantes que han llevado a un encarecimiento generalizado del turismo- favorece la búsqueda de alternativas económicas para viajar.
En tercer lugar, el intercambio de vivienda se erige como modelo de alojamiento que disminuye el impacto de la huella turística, ya que, a diferencia del alquiler turístico, no conlleva externalidades negativas como el encarecimiento de la vivienda.
Con todo, los sectores más críticos con la masificación apuntan que, a pesar de que no se produzca una comercialización en términos de alojamiento, esta no deja de ser una actividad turística y que, como tal, tiene su impacto en el territorio. Una acusación que, pese a todos los matices, Manrique no niega. «Somos conscientes de que somos un agente turístico y de que tenemos una parte de responsabilidad en el impacto turístico», afirma para añadir que, en cualquier caso, «es una forma de turismo más sostenible que creemos que puede desempeñar un papel relevante en el futuro del sector».
No es que a día de hoy tenga dimensiones equiparables a las opciones tradicionales -113.000 pernoctaciones este año en Baleares frente a 35 millones solo en los hoteles-, pero sí que perfila una alternativa cada vez más sólida como respuesta al encarecimiento hotelero por parte de un consumidor que no quiere renunciar a seguir viajando.
Manrique enumera asimismo otros efectos positivos, como el alargamiento de la estancia -la media son 17 días, el triple que las estancias hoteleras en Baleares, por ejemplo) o la repercusión de un mayor gasto en la oferta complementaria. «Al eliminar de la ecuación la parte económica del alojamiento te puedes permitir pasar más días o gastar algo más en actividades o comiendo fuera», señala.
Miquel Àngel Rosselló y su mujer Alicia llevan tres años compartiendo su casa de Binissalem con esta fórmula. De este modo han viajado a Suiza, Francia, Alemania y otras comunidades autónomas de España. «Lo recomendamos sin dudarlo». En el caso de su vivienda en Binissalem, si han tenido una vez algún problema no ha sido con sus invitados, sino con inspectores que han acudido a instancias de denuncias vecinales pensando que se trataba de alquiler vacacional. «Puede ocurrir a veces por desconocimiento, por eso lo mejor es la comunicación con todos los vecinos», afirma Manrique.
Una lectura similar hacen desde el departamento de Turismo del Consell de Mallorca, que explica que en ocasiones se han encontrado con este tipo de casuística, aunque no es lo habitual. Lo recomendable, aseveran, es que los propietarios avisen al vecindario para que no haya malentendidos.
The hotels will be unhappy with this trend...!