La ‘operación Cabriol’ que sacudió el mundo del trote en una investigación por el supuesto dopaje de caballos a gran escala, llegará a juicio más de una década después. Un juzgado de lo Penal de Palma tenía señalada ayer una vista previa al juicio que se tuvo que suspender por la enfermedad del abogado de una de las partes. Así, queda a la espera de señalamiento pero ya de cara al juicio.
Finalmente se sentarán en el banquillo de los acusados dos personas, ambos conductores de trote con múltiples triunfos y responsables de una cuadra. En la operación inicial, en 2015, el Seprona de la Guardia Civil detuvo a ocho posibles responsables. La Fiscalía reclama para cada uno de ellos una condena de tres meses de prisión y un año de inhabilitación por un delito de maltrato de animales domésticos. La calificación del Ministerio Público les acusa de provocar la muerte de tres caballos por suministrarles distintos medicamentos para mejorar su rendimiento en las carreras.
Los acusados se enfrentan también a una acusación más grave que impulsa la Asociación Balear de Abogados por los Derechos de los Animales (ABADA), que incorpora a las muertes de los animales otros delitos como corrupción en los negocios. La Fiscalía señala que los dos acusados se dedicaban a la venta y distribución de determinados productos veterinarios y que también se lo suministraban a los caballos de la cuadra para las competiciones en distintos hipódromos de las Islas.
Según la acusación pública esos medicamentos provocaban lesiones graves a los animales y sostiene que hubo doce caballos afectados. Tres de ellos murieron: uno tras la fractura de una pata, otro por el sondaje reiterado para sobre estimularlo y un tercero por un cólico provocado también por la administración de los medicamentos. El caso acumuló años de retraso en la instrucción.
Pobres animalitos, quiten los premios en metalico y gran parte del problema se acabara