Fue un 1 de mayo de 2019, cuando ni hablábamos de covid-19. Durante el transcurso del Campionat de Catalunya per Equips, el triatleta menorquín, Nil Riudavets, sufría un grave accidente por el que era evacuado al Hospital de Bellvitge de Barcelona e intervenido de urgencia de una afectación en una arteria, además de una artroscopia en la zona de la clavícula. Dos años y siete meses después, Riudavets volvió a competir. Fue en la prueba de 26 km de la Trail del Nord.
Casi tres años después de su fatal accidente, volvió a enfundarse un dorsal este pasado domingo. ¿Qué sintió al ponérselo?
—Mucha emoción de ver todo el camino recorrido hasta llegar aquí y de reencontrarme de esta manera con el deporte.
Al llegar a la meta de la Trail del Nord 2021, ¿de quién se acordó en este instante tan bonito?
—Me acordé de los que siempre están: mi pareja, mis padres, mi hermana y mis amigos. Mi acompañante fue Uri Barbany, una amistad que me regaló el triatlón. Uri estaba presente el día que tuve el accidente y siempre estuvo acompañándome todo este tiempo. Fue un momento muy emotivo, como cerrar una etapa, para construir una nueva historia.
Tras el accidente, ¿pensó que se volvería a sentir un día atleta?
—Este tiempo no ha sido para nada un camino de rosas. He sentido mucha rabia e impotencia durante mucho tiempo y he llegado a odiar todo lo que antes me hacía feliz. Pero a fin de cuentas, en la vida todos llevamos una mochila que nos hace ser quien somos; elegir bien con qué te quedas y qué vas soltando, nos hace mejores personas. Tiempo y aceptación son la clave para muchos de los problemas.
Imagino que habrá vivido muchos momentos de bajón...
— Pensé que no volvería a correr, no podía ni escuchar hablar de deporte. Pero al fin y al cabo, la gente que disfruta tanto haciendo deporte como lo disfruto yo, siempre estamos apegados a él como estilo de vida y motivación personal. El deporte te regala sensaciones y experiencias increíbles en el día a día.
Finalmente, ¿cuáles son las secuelas físicas que le han quedado? ¿En qué le limita a día de hoy?
—Se vieron afectados la clavícula, dos arterias y el plexo braquial derecho (conjunto de nervios que se encargan de la motricidad y sensibilidad del brazo). Tras este tiempo e incontables horas de rehabilitación y terapia, he recuperado sensibilidad y motricidad en la parte más próxima del cuerpo. No ha sido así, por la gravedad de la lesión, en la zona más distal de la extremidad. Volverse zurdo no fue fácil. Por suerte, estuve siempre acompañado de grandes profesionales, con un trato humano impresionante. También crucial el trabajo diario hecho en casa, siempre acompañado de un familiar, que estuvo conmigo desde el inicio.
A nivel psicológico, supongo que también hay un enorme trabajo, hasta llegar a este domingo.
—El trabajo mental para aceptar un cambio así es brutal, tienes momentos de mucho sufrimiento. Considero que el trabajo es diario y continuo toda la vida. El peor enemigo es uno mismo, no quererse y no creer en ti, te incapacita para ilusionarte con cualquier cosa. Por eso el trabajo ha de residir en uno mismo. Sin duda, la ayuda de profesionales es crucial. La realidad es que sin las personas que tengo a mi lado, todo este proceso hubiese sido muy distinto. Ellos han vivido mi peor cara y me han empujado siempre a seguir luchando. Lo del domingo ya fue un regalo.
Dos años y siete meses. ¿Qué ha sido de Nil Riudavets durante este largo y crudo tiempo?
—Intentando recuperar la luz de mis ojos y la sonrisa de mi rostro. Siempre me había caracterizado por ser una persona muy alegre y positiva, y no quería que eso cambiase. Me costó un tiempo pero considero que estas facetas de mi personalidad poco a poco están volviendo. Además de aprovechar para pasar el máximo tiempo posible con la gente a la que quiero.
¿Cómo lleva ahora su ‘nueva' vida deportiva tras haber estado arriba en el mundo del triatlón?
—Acaba de empezar y no tengo mucho que explicar sobre esta nueva etapa. Siempre he pensado que tendría que estar huyendo de mi antiguo yo y de mis resultados pasados, que eso solo me haría daño. Las comparaciones son odiosas y cuando son con uno mismo, más aún. Pero creo que huir de lo que una vez deportivamente fui, no me ayudará para nada a aceptar mi realidad actual. Ahora veo esa etapa con orgullo y sabiendo de primera mano el trabajo que hay detrás de cada resultado.
Deportivamente, ¿qué sueños se marca de ahora en adelante?
—Muchos, que de momento guardaré con los míos. Justo después del accidente, en el hospital, un amigo mío me llevó un diario dónde escribir 101 cosas que hacer antes de morir, no está todo escrito, y muchas están en mi cabeza. Pero tener ilusión y sueños es la clave para levantarte cada día. Después me explico la historia de ‘ALL1'.
Imagino que ahora se valora todo mucho más...
—Te das cuenta de las cosas tan insignificantes que nos preocupan en nuestro día a día. Y del tiempo que perdemos en banalidades que no nos aportan absolutamente nada a nivel personal. Eso no significa que yo no me encalle muchas veces en situaciones como estas. Pero hay que ser más tolerantes y saber que no cada día será el más feliz de tu vida.
Ya se le considera como un gran ejemplo de superación.
—Me enorgullece mucho que me digan que soy un ejemplo de superación. Pero al final lo único que intento es ser lo más feliz posible dentro de la situación que me ha tocado vivir.