Retrocedamos 20 años atrás y encontraremos el origen de la edad de oro del baloncesto insular, y por extensión, del deporte menorquín. Fue al término de la temporada 1993-94, el 15 de mayo de 1994, cuando el CB La Salle Mahón se ganó el derecho a militar en la nueva Primera División Nacional de baloncesto, que finalmente sería denominada Liga Española de Balonesto Amateur (EBA), la categoría que fue la inmediatamente inferior a la ACB durante dos años, del 94 al 96, hasta que la Federación Española creo las ligas LEB.
Descendido el Sporting Mahonés un año antes, de la Segunda B a la Tercera División, el deporte menorquín se había quedado sin referente nacional y solo La Salle Mahón se mantenía en el grupo catalano-balear de la Segunda División, por novena temporada consecutiva. Jugaba sus partidos en el vetusto Pabellón colegial que aquella campaña elevaría su temperatura ambiente a partir de las exhibiciones de un equipo que dirigía Manel Bonmatí en el banquillo, tenía como líder a Félix de Pablo, en la pista, con permiso del entonces pujante Patricio Reynés, y un presidente emprendedor, Paco Llull, que sería determinante para la historia de la entidad.
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