El Sant Lluís sigue sumando talento y experiencia a su nuevo proyecto, que bajo la denominación de Bàsquet Menorca cumplirá su tercera temporada en liga EBA. Su última incorporación, el veterano pívot andaluz Juan Murillo Troncoso (1977), que retorna a Ses Canaletes, donde cumplió siete años, incluido el curso 2013/14 en que el club azul obró el ascenso a la cuarta categoría estatal.
Murillo, rocoso interior que alza dos metros, y cuyo primer destino en la Isla fue el Jovent (al que llegó en verano de 2005), integró el primer conjunto del Sant Lluís de 2007 a 2014, ciclo que interrumpió para militar un par de años en La Salle Mahón, con la que alcanzó la Final Four por el título balear el pasado mes de mayo.
Tentado por el Sant Lluís durante la calamitosa temporada anterior, Murillo desestimó una posibilidad de regresar por la que sí ha apostado ahora, «motivado e ilusionado por un proyecto muy bonito, que además supondrá el volver a jugar con amigos», explica el pívot sevillano. El nuevo interior del Bàsquet Menorca, que tenía intención de continuar en La Salle, desvela que tras la renuncia de la entidad colegial a poner equipo en liza recibió «algunas propuestas», pero ninguna «tan atractiva» como la del Sant Lluís.
«Dani, Pitu, Pau... pocos equipos tendrán una batería de bases como la nuestra... creo que seremos un equipo muy agradecido de ver para el aficionado, y además, se trata de volver a 'encender la mecha' del basket en la Isla; con el grupo que está reuniendo el Sant Lluís, eso puede ser posible», se extiende Murillo.
A sus 39 años –Murillo se estrenó en EBA en las filas del Dos Hermanas andaluz hace casi veinte, cuando la LEB ni había sido alumbrada y figuraba como la segunda liga del país– resulta obligado cuestionar al jugador por su estado de salud. Murillo admite que deberá someterse a un plan físico específico. «A partir de mañana hablaré con Luis Livermore, preparador del club, para que me marque una línea a seguir; los últimos dos años apenas he entrenado, pero la EBA exige más que la Primera Balear y quiero responder a la confianza que existe en mí, soy consciente de que debo mejorar en el aspecto físico», anota Murillo, convencido de que su nueva incursión en el Sant Lluís queda lejos de ser un retiro dorado. «Si me meto, me meto de lleno», apostilla.