Fernando Romay, en su día techo del baloncesto español e icónico jugador de la primera edad dorada del deporte de la canasta en nuestro país, fue el invitado estrella en el acto de presentación de las plantillas del CD Alcázar en la temporada de su emotivo 75 aniversario, celebrado el pasado sábado en el Nuevo Pabellón Padre Petrus de Maó, hogar del club decano del contexto insular. El expívot del Real Madrid y de la selección acudió en condición de embajador de la Federación (FEB), una muy conseguida fórmula del organismo federativo estatal de arropar al emblemático club menorquín en tan importante efeméride, y cuya oportunidad de conversar con él Es Diari no malgastó. Voz a un rostro fundamental en la cronología del básquet español.
Nueva visita a Menorca. Le recordamos de cuando estuvo aquí con el Madrid y España de sus tiempos de jugador.
-Acudo en calidad de embajador de la FEB y porque el presidente de la Balear, Juanjo Talens, tuvo a bien invitarme para estar aquí con motivo del 75 aniversario del Alcázar. Que un club cumpla 75 años ya tiene su cosa. El CD Alcázar ha logrado esta mítica cifra, tres cuartos de siglo haciendo baloncesto es algo que está muy bien.
¿Conoce la historia del club?
-Sí, me la han explicado, un club de cantera, dedicado a la formación… a ver, la FEB está muy orgullosa de los éxitos de la selección, así como de los logros que se hacen desde abajo. Y lo mismo que en una maratón es tan importante el último paso que haces para cruzar la meta como el primero que das en la salida, pues en el baloncesto tan importante es lo que hacen los jugadores de arriba como lo que se hace en la cantera, y por eso hay que fomentar la cantera y los clubs de cantera, como el CD Alcázar. Se le debe reconocer el mérito correspondiente, cumplir 75 años es para sentirse orgulloso y merece que su labor sea reconocida.