Saltan las alarmas en la sección de baloncesto del Real Madrid lo que afecta de lleno al mahonés Sergio Llull. Después de once temporadas en la casa blanca y un palmarés interminable, el ciclo de Pablo Laso como entrenador madridista ha tocado a su fin, según confirmó el club blanco en la tarde de ayer.
Laso ya se encuentra en buen estado de salud y fuera de peligro tras haber superado un infarto de miocardio el pasado mes de junio. Sin embargo, aún debe seguir varias prescripciones médicas con las que evitar recaer o crear nuevas complicaciones; entre ellas, la de no poder estar en los banquillos hasta el marzo o abril de 2023.
Ese es el motivo principal por el que la directiva le ha comunicado que no dirigirá al equipo la próxima temporada (aunque sí tenía intención de mantenerle en el organigrama de la sección como parte del staff deportivo hasta que estuviera en condiciones óptimas para retomar su puesto habitual).
Por su parte, Laso se resistía a dejar sus tareas como máximo responsable deportivo del equipo. A pesar de saber las intenciones del club, Laso había dejado claro que quiere cumplir el año de contrato que le queda al frente del cuadro merengue.
Su sustituto sería Chus Mateo, hasta ahora segundo entrenador y mano derecha de Laso, quien ya cumplió esas funciones relevando al vitoriano durante los playoffs ACB frente a Baskonia y Barcelona, mientras el técnico vasco superaba sus problemas de corazón y los posteriores días de recuperación.
La noticia la confirmó el Real Madrid anoche a través de un comunicado, lo que rompe una de las duplas más exitosas del baloncesto español, puesto que desde la llegada de Laso al vestuario blanco hace once años, Llull y el técnico han levantado dos copas de Europa, seis ligas ACB, otras seis Copas del Rey, siete Supercopas de España y una Copa Intercontinental.
Llull ya defendió la figura de Laso tras conquistar la liga, justo después de que el base, como capitán, le cediera la copa para alzarla al cielo del WiZink Center. «Cuando vienen mal dadas, siempre pone el pecho por nosotros», dijo el mahonés.
Dos amigos que se admiran más allá de lo profesional y que podrían estar siendo forzados a tomar caminos diferentes después de más de una década de conexión e idilio con el triunfo.