El mismo día que el Hestia Menorca saboreaba su permanencia, a Agustí Sans Valls (Maó, 1995) no solo le tocaba lidiar con la cara amarga de la moneda por el descenso del Valladolid, sino que también con sus problemas físicos. «Arrastro una lesión desde hace unos meses y estoy forzando para jugar. Estoy llegando al límite de que, cuando acabe el partido, tengo que plantearme qué hago con esta lesión», aseguraba en una entrevista a «Es Diari» en la previa del encuentro.
El canterano del Joventut de Badalona era consciente de que estaba jugando con fuego en su último partido con la camiseta blanquivioleta, pero lo hacía con «la ilusión intacta» al considerar que el club se lo merecía. «He podido hacer buenos partidos con esta lesión, aunque está claro que no estoy jugando como me gustaría porque estoy condicionado. Pero de momento puedo jugar e intentaré ayudar en todo lo que pueda», afirmaba en su momento el menorquín.
Aclaración pública
Tres meses después, justo cuando debería estar empezando la pretemporada con su hipotético nuevo equipo, la realidad es que Agustí acaba de comenzar un tratamiento conservador para intentar poner fin o, al menos, aliviar sus problemas de rodilla y volver a jugar al baloncesto.
Así lo expresaba este miércoles de manera pública en un comunicado emitido a través de sus redes sociales. «Durante los últimos tres meses de la pasada temporada apenas podía correr, entrenando únicamente lo justo y necesario: solo en las sesiones previas a los partidos y durante un tiempo limitado», arranca.
Sintiendo mucho más dolor en su rodilla derecha que en la izquierda, la cual también está maltrecha, Agustí reconoce que recibió el aviso definitivo en febrero. «Se ha ido agravando hasta el punto de que mi cuerpo no ha podido aguantar más», explica a este diario.
Recomendación de los médicos
«Al concluir la temporada acudí a la mutua Fremap para tratar la lesión, pero la respuesta fue negativa al considerarse un problema crónico y no un accidente laboral. Desde entonces estoy llevando a cabo un tratamiento conservador a través del sistema público de salud», explica sobre las trabas que se ha encontrado.
«Los especialistas consultados han descartado la cirugía, al considerar que podría debilitar aún más la articulación. Se han sorprendido por el tamaño de la calcificación (1,5 centímetros), señalando lo extraordinario de haber competido con esa limitación», detalla el base mahonés en su carta.
Lo cierto es que el exjugador de Valladolid y Cantabria, entre otros, ya estaba pensando desde febrero «en cómo sería el verano con la lesión». «Todo el verano he estado yendo a médicos, pruebas, me he hecho hasta cuatro resonancias en diferentes comunidades autónomas...», relata.
Pese a que su primer deseo era operarse, las opiniones de distintos médicos aconsejaban no operarse y apostar por un tratamiento conservador. «Acudí a la clínica Teknon de Barcelona porque me quería operar, pero los médicos declinaron la opción por la experiencia que tenían con otras calcificaciones y rodillas que no acababan de recuperarse», cuenta.
«Me ofrecieron un tratamiento de células madre, terapia regenerativa... pero era muy caro y no existía ninguna evidencia de que fuese a funcionar», revela. Con todos esos condicionantes, lo más sensato era inclinarse por un tratamiento conservador y confiar en que salga bien. «Parece que va a ir más lento de lo que a mí me gustaría y se va a alargar en el tiempo. Sinceramente, no soy muy optimista, pero hay que darle una oportunidad», exclama.
Centrado en la recuperación
Pese a haber sido tanteado por varios clubes en los últimos meses y semanas, el jugador insular se lo dejó claro a su representante. «Si no puedo aguantar ni una semana de entrenos, no hace falta que hables con nadie. Sería engañar al club y engañarme a mí. Hasta que no esté cien por cien sano no quiero saber de ninguna oferta», confiesa.
Por el momento, su objetivo es centrarse en el tratamiento y «no pensar más allá porque sería una tontería». «Estoy más centrado en poder tener una vida sana que en seguir con la vida de jugador profesional. Si tengo la suerte de recuperarme, vuelvo al baloncesto. Sino, al haber estudiado siempre tengo el plan B de ser profesor de educación física», remata.
Turrón y cavaOliver Stevic? Eso sería la guinda del pastel. Nos espera un año increíblemente bueno. Amunt Menorca.