En el fútbol, los tópicos, no son en balde. Buena prueba de ello fue el duelo vivido ayer en Sant Bartomeu donde el Ferreries no ofreció ningún tipo de resistencia a un Binissalem que vino, vio y venció (0-5). Y poco más, la verdad.
No es ningún secreto que a la gran mayoría de la plantilla azulgrana le falta rodaje en Tercera, son jóvenes, y cuando se miden a un perro viejo de la categoría como el Binissalem, que lucha por cambiar a cotas más exquisitas como la Segunda B, el margen para la sorpresa es mínimo. Del once de salida de ayer únicamente Mir, Seguí y Thiago han acumulado algo de experiencia en esta liga. Ese dato ligado a la permisividad local en las jugadas a balón parado propiciaron un 0-5 que no dio lugar a las dudas sobre quién mereció ganar.
Los visitantes impusieron su veteranía en los balones sueltos, en los altos, en los largos, en los cortos... En definitiva, en cualquier opción en la que el esférico quedara en tierra de nadie. Con un físico más curtido, los azules dominaron el centro del campo, cortando cualquier idea local, y se adelantaron con un golazo a los nueve minutos cuando Plaza resolvió un pase entre líneas con una vaselina a Moll. Ofensivamente, el Ferreries no podía hacer mucho ya que los centrales ganaban por envergadura y por altura a López.
Con los locales, sin balón y sin criterio, el Binissalem decidió el choque en el 24 cuando Salas aprovechó un error de marcaje en el segundo palo para hacer, a placer, el 0-2 de cabeza. Mazazo definitivo porque los visitantes fueron capaces de marcar incluso estando con un hombre menos por lesión momentánea de Oliver que estaba siendo atendido en la banda.
La opción local la tuvo al borde de la media hora López en un balón largo que bajó excelentemente ante Monse pero que tardó en rematar y cuando lo hizo, desequilibrado, el portero mallorquín respondió despejando con los dedos a córner.
El choque resultaba bonito pero se debía, desgraciadamente para los de casa, a que el Binissalem jugaba y creaba ocasiones como el testarazo demasiado cruzado de Tito en el 36 cuando lo tenía todo a favor.
La vieja guardia ferrerienca bromeaba en la grada, resignados, con que su equipo aprovecharía un utópico bajón del Binissalem en el segundo tiempo para voltear el guarismo. La resignación se volvió cabreo cuando, en el 45, llegó el 0-3 en una acción calcada al 0-2, córner al segundo palo, pero que esta vez remató Oliver. La peor forma de encarar los vestuarios.
Los dibujos se mantuvieron en el inicio del segundo tiempo, 45 minutos que se disputaron por cortesía y obligación ya que la afición se centraba más en si el Espanyol sería capaz de echarle una manita al Barça por la noche en su visita al Bernabeu.
Forteza tuvo el cuarto tras una buena combinación con Plaza que acabó con un disparo que detuvo en dos tiempos Moll. Pero no se hizo de esperar el tanto. Falta botada al centro del área local que cabecea impecable y solo de marca Maties, Moll despeja al palo y Oliver, al que nadie vigilaba, se encuentra un balón sobre la línea que empuja a gol. Era el minuto 65.
La segunda parte no tuvo el juego ni las ocasiones que la primera. En el 79, un balón en largo a Toni Salas, que encaraba a Moll, lo cortó Toni Pons, último hombre, en falta y el colegiado le perdonó la roja pero la falta, en la frontal, sirvió para que Contreras hiciera la manita de libre directo imparable.
El colegiado no prolongó en exceso la agonía de un Ferreries que recibió, sobre todo a balón parado, un duro correctivo.