Andrés Iniesta bordó el fútbol en el arranque de España en la Copa de las Confederaciones, que derrotó a Uruguay con una hora de exhibición futbolística y goles de Pedro y Soldado, en lo que era un recital de la campeona del mundo que acabó con final tenso por un golazo de falta de Luis Suárez (2-1).
España brilló en el arranque de un nuevo sueño. El reto de conseguir el único título que falta a la mejor generación de futbolistas de su historia no pudo comenzar mejor. Exhibió su estilo de juego, especialmente en una primera parte para enmarcar. Dueña del balón, dando un recital de toque y desmarque, asfixiando a Uruguay hasta provocar su pérdida de identidad.
El fútbol que asombra al mundo transformó los silbidos iniciales del Arena Pernambuco en sonidos de admiración. Comenzaron por Iniesta, que ofreció una de esas clases magistrales sobre el césped. Lección a cada balón que tocó. Con un socio como Cesc que hizo todo bien. Aparecía por cualquier espacio para inventar y fabricar acciones de peligro. España era un vendaval que pasó sobre Uruguay.
Era mirado con lupa Iker Casillas y el que era el examen más duro antes de semifinales, acabó siendo un partido tranquilo para el capitán. Del Bosque apostó por un jugador que llevaba cinco meses sin jugar un partido oficial. Con Víctor Valdés con suficientes méritos a sus espaldas para ser titular, tiró más la experiencia y el rol de Iker. Hasta los 29 minutos no intervino. A una pelota peinada abajo por Cavani. Fue el único remate de Uruguay hasta el gol de falta de Luis Suárez cuando el partido se cerraba.
Los celestes vieron como España robó el balón y su posesión siempre tuvo sentido. Soldado demostró porque es el delantero elegido. Del Bosque descartó jugar con falso nueve y Roberto no sólo aportó remate sino que enlazó a la perfección con los jugadores de segunda línea. Con calidad para devolver paredes de primera. Jugando de espaldas con brillantez y lanzando desmarques sin parar.
Las ganas de exhibirse de la Roja en Brasil, la tierra del fútbol, provocaron un monólogo. Uruguay corría tras el balón. Su potencial ofensivo con Luis Suárez y Cavani no salía a relucir. Tenían muchos metros de distancia que recorrer hasta la portería rival. Fueron encerrados en su terreno. Vieron como el toque de España terminaba en verticalidad. Centros de Jordi Alba buscando rematador.
El poste evitó el primer tanto a los diez minutos. La profundidad de Alba acabó en un pase a Cesc tras dejar pasar Iniesta el esférico por debajo de sus piernas. El derechazo lo repelió la madera. La duda en España era el aspecto físico. La presión en terreno rival y el robo en segundos demostró el buen estado.
Muslera sacó como pudo un disparo de Iniesta antes de aliarse con la mala suerte en el primer tanto del partido, como le ocurrió en el amistoso de hace meses. En esta ocasión el disparo de Pedro a un rechace de un saque de esquina golpeó en Lugano y desvió su trayectoria hacia la red. Era el undécimo tanto del isleño. Máximo artillero de España esta temporada.
El recital de la Roja era de tal magnitud que no necesitó cometer una falta hasta los 24 minutos. Tras marcar quería más. Xavi rozó la escuadra con una falta milimétrica y cuando el juego se endurecía llegó la jugada del partido. Iniesta se deslizó para sacar un contragolpe al espacio, Pedro dio continuidad con velocidad, Cesc apareció entre líneas y Soldado colocó en la escuadra el remate.
Se desquitó Muslera evitando el tercero con una intervención de reflejos cuando Piqué remató a bocajarro un saque de esquina de Xavi. España seguía dejando combinaciones preciosistas en los últimos metros. Taconazos a los desdobles. Su juego más vistoso.
Lo siguió mostrando en la reanudación hasta que decidió guardar fuerzas y acusó la humedad del ambiente. Uruguay intentó tirar de orgullo en el arranque pero Iniesta durmió sus intenciones. España tenía una capacidad pasmosa para cambiar el ritmo. Con toque y siempre ofrecimiento de salida, en los últimos metros metía una velocidad más. Así llegaron centros a Soldado, que siempre quiso más. Disparos de Cesc e Iniesta, que a los 56 minutos bailó con el balón y fue dejando rivales en su camino hasta su disparo cruzado.
España se ganó abucheos cuando tocó sin profundidad y esperó el paso de los minutos. No se sentía en peligro ni con la entrada de Forlán y el intimidatorio 'tridente' ofensivo de Uruguay. No chutaba a la puerta de Iker la 'celeste'. Forlán lanzó a las nubes una falta y Pedro perdonó el tercero antes de dejar la imagen preocupante, al ser sustituido con un problema muscular.
Y cuando el partido se despedía llegó la emoción con el tanto de Luis Suárez a dos minutos del final. Falta perfecta, inalcanzable para Casillas que castigó la dejadez final de la Roja. Iniesta evitó sustos. Pidió de nuevo la pelota para mostrar su don natural de marcharse en un espacio corto de los rivales que le acechan y el colegiado japonés perdonó una clara expulsión a Álvaro González que cazó por detrás a Soldado cuando intentó poner el broche. No había tiempo para más. El duelo de campeones del mundo fue para España.