Para unos, crítico y contestatario, para otros, un válido gestor y una figura de insobornable implicación. Para todos, vicepresidente y rostro del fútbol del CCE Sant Lluís, una entidad, en virtud de su condición multidisciplinar, singular y sin émulo en la sociedad insular. Referimos a José María Kote Vidal Gomila (1980), con el que nos reunimos a pie de campo en Ses Canaletes, su segundo hogar, para abordar y evaluar, de cabo a rabo, la realidad del club y del contexto local, entre otros matices. Educado, respetuoso y de verbo cercano, más allá de su inercia o tendencia, su amor a la causa santlluïsera no admite discusión. Damos voz a un tipo de fútbol y que rara vez deja indiferente.
Seis años al frente del fútbol de Sant Lluís. Gente como usted revientan el tópico sobre la ingratitud de gestionar un club modesto en recursos.
— Creo que tiene más cosas positivas que negativas, y las negativas, como pueden ser las críticas, intento aprender de las que son constructivas, me gusta escuchar y no me considero una persona que tome decisiones de forma unilateral. Pero en general, te digo, creo que hay más bueno que malo, de lo contrario, nadie querría saber nada.
¿Qué el Sant Lluís localice en una población sin otras entidades deportivas en su mismo enclave que le generen competencia, es una ventaja en relación a otros clubes?
— Competencia siempre hay, pues estamos cerca de otros pueblos, pero sí es cierto que somos un club diferente. Basket, atletismo... en definitiva, todos somos el mismo club e intentamos aplicar, asumiendo la particularidad de cada deporte, en una sección cosas que funcionan en otras, vamos todos a una. También es cierto pero que el trabajo se multiplica más que en otros sitios donde están centrados en un solo deporte.
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