Días atrás este diario evocaba el primer ascenso materializado por el Sporting Mahonés a Segunda División B, con motivo del treinta aniversario de su consecución, una conquista que la cronología, junto con el sexenio que devino a raíz de aquel éxito, sitúa como la cumbre blanquiazul más exuberante de todos los tiempos. Tres decenios después, la historia convoca de nuevo a la causa sportinguista, en esta oportunidad a su versión femenina, en el preámbulo de protagonizar su episodio más impactante tras ocho años de recorrido como sección (ya fuera con la anterior o en la actual denominación de la entidad).
Y es que si el equipo que entrena Andrés Egea, líder invicto de la Liga Femenina Autonómica, derrota este domingo al Independiente mallorquín (penúltimo clasificado con solo dos triunfos en su casillero), consumará de forma matemática su primer ingreso en la Segunda División del fútbol femenino español. Incluso en en el improbable supuesto de fallar en Bintaufa, el destino reservaría una segunda oportunidad a las de Maó, a agotar en la jornada final en Son Sardina, curiosamente, idéntico enclave donde se celebró la gesta masculina de 1987.