Por segundo año consecutivo, el Menorca se alió con la ruleta de los penaltis, forzada por el Sant Lluís, para volver a levantar la Copa en una final muy abierta, con alternativas en el juego y que pudo llevarse cualquiera. Tras el empate, el tercero, logrado in extremis por el conjunto de Moyano, Joan Sintes se erigió en el protagonista en la tanda al detener dos lanzamientos y otorgar al conjunto de Víctor Finestres el trofeo.
La final, sin dueño, amaneció con un Sant Lluís mejor posicionado y mandando bajo la batuta de Raúl. Queve y Balti dispusieron de las primeras ocasiones pero fue Rivero, quien en plancha, abrió la cita. El Menorca ofreció sus mejores minutos, circulando con rapidez el balón y llegando con claridad al área rival pero los de Moyano, cuando peor lo pasaban, encontraron aire en un pase de Raúl para Coloma que sirvió en bandeja el empate a Queve para llegar a vestuarios.
En la segunda parte no hubo tregua. Ambos onces buscaron con descaro el gol, sin precauciones defensivas. El golazo de Pau otorgó ventaja al Menorca; Moyano buscó soluciones alternando toque con juego directo sobre Damià y por ahí llegó el segundo empate culminado por Raúl. Emoción en el tramo final, Pepe lo probó de lejos y Llorenç puso una gran mano a tiro de Álex Sintes. En un saque de banda, Fran enganchó un disparo al palo largo del meta. La final parecía sentenciada pero el Sant Lluís no se dio por aludido y Adri puso el 3-3 tras varios rechaces en una falta. Luego, en los penaltis, la figura de Joan Sintes decidió.