Los futbolistas Sergi Enrich (Eibar) y Antonio Luna (Girona) se enfrentan a una pena de dos años de cárcel, tres menos que la petición inicial de las acusaciones, por haber mostrado su arrepentimiento y haber indemnizado a la joven a la que grabaron, en un vídeo que se hizo viral, mientras mantenía relaciones sexuales con ellos.
La Fiscalía y la acusación particular no han modificado, sin embargo, la pena de prisión solicitada para Eddy Silvestre (Albacete) -dos y tres años, respectivamente-, como presunto autor material de la difusión del vídeo, quien ha negado la imputación, pues ha asegurado que lo borró después de que se lo enviaran Enrich y Luna.
Los tres jugadores, que coincidieron en el Eibar en abril de 2016, cuando se produjeron los hechos, han sido juzgados este miércoles en San Sebastián, en una vista en la que Enrich y Luna han pedido perdón a la víctima, han recalcado que nunca tuvieron intención de hacer pública la grabación y han afirmado que Silvestre fue al único al que mandaron el vídeo por Whatsapp.
«Quiero pedir perdón. Son imágenes duras, me arrepiento mucho, no puedo ni mirar el vídeo», ha dicho Sergi Enrich, el primero en declarar. El segundo ha sido Luna, quien ha roto a llorar tras manifestar que «en ningún momento» contemplaron la posibilidad de que «todo pudiera acabar como acabó».
Los dos futbolistas, de los que se ha alejado el peligro de entrar en prisión, han admitido que las imágenes, que Luna tomó con el teléfono móvil de Enrich, fueron captadas sin el consentimiento de la joven, la cual descubrió en octubre de 2016 por un amigo que habían llegado a las redes sociales.
Luna ha reconocido que le dijeron a la chica que habían borrado la grabación pero que no lo hicieron y Enrich ha explicado que se la enviaron al día siguiente a Eddy Silvestre porque tenían confianza con él, lo que fue «otro error».
«Cuando empezó a circular el vídeo, teníamos claro quién lo había hecho porque solo se lo habíamos enviado a él», ha señalado el delantero del Eibar, que ha indicado que no pudo entregar el teléfono al Juzgado porque lo perdió.
Quien tampoco lo hizo fue Silvestre, que ha dicho que declaró por videoconferencia y «y nadie» le advirtió de que tenía que entregarlo. Ha negado asimismo que pasara las imágenes a los futbolistas del Cádiz, el equipo en el que militó tras su marcha del Eibar.
Silvestre no recuerda si recibió el vídeo en su Whatsapp personal o en del grupo del Eibar, del que fue «expulsado». Se ha presentado como un hombre de pareja estable -ha dicho que sigue con su novia de entonces-, que llevaba una vida distinta a la de los otros dos procesados, con los que quedaba alguna vez a cenar.
«Llevamos estilos de vida muy diferentes. Cuando salí del equipo no mantuve la relación con ellos. Aún no sé por qué me mandaron a mí el vídeo», ha dicho el jugador del Albacete, que durante la larga espera en el exterior de la sala de vistas -el juicio ha comenzado con hora y media de retraso- no ha cruzado palabra con sus excompañeros.
Ha asegurado que para él fue «un vídeo más» porque a Enrich era «una persona que se exhibía». «Practicaban sexo en grupo y se grababan», ha dicho Silvestre, hacia el que otros compañeros del Eibar, según los audios y conversaciones de Whatsapp recogidas en el sumario, apuntan también como autor de la difusión del vídeo.
El excapitán del Eibar y actual jugador del Athletic, Dani García, y su compañero Pedro León, que continúa en el equipo armero, también han declarado como testigos en este juicio, en el que la denunciante lo ha hecho tras un biombo y con la ausencia de los medios de comunicación.
Cuando la joven supo a través de un amigo que el vídeo se había hecho viral y vio cómo era la grabación que circulaba por las redes sociales lo primero que hizo fue preguntar «¿de dónde has casado esto?», para luego decir «ay ama, ay ama» y «echarse a llorar», según el testimonio prestado por este conocido de la chica.
La chica presentó poco después la denuncia ante la Ertzaintza y se puso en manos de una psiquiatra, quien apreció en ella «un cuadro de pánico con una crisis de angustia importante y con una situación de estrés por lo sucedido».
Esta especialista, que ha declarado como perito de la acusación particular, la medicó y siguió su evolución porque «cumplía todos los requisitos para un suicidio» debido a la «vergüenza, los insultos que recibió por el móvil y al escrutinio social» al que estaba sometida.
Enrich y Luna han indemnizado a la joven con un total de 110.000 euros, cantidad superior a la solicitada por las acusaciones, una forma de reparar el daño causado que el Ministerio Público ha considerado como atenuante, a la que la acusación particular ha añadido la de confesión tardía, lo que ha llevado a ambas partes a rebajar su petición a dos años de cárcel, con la que las defensas se han mostrado conformes.
Para Silvestre, además de las penas de cárcel, reclaman también una indemnización de 30.000 euros por daños morales.