Ni Kylian Mbappé, ni Jude Bellingham, ni la magia de Arda Güler, ni las paradas de Thibaut Courtois. Al Real Madrid no le quedó ni suerte, ni épica, ni sobre todo fútbol para competirle al mejor equipo de Europa. La derrota, lógica pero dolorosa, deja a los blancos al borde de un sonrojo histórico: no meterse en octavos de final.
Con seis puntos de quince posibles, el Real Madrid atraviesa la peor fase de grupos de su historia en la Champions League. Afortunadamente, esta edición cuenta con más partidos, lo que ofrece tres oportunidades para evitar un desastre y, al menos, asegurar su paso a la ronda extra de dieciseisavos.
La caída ante un rival implacable
La visita a Anfield dejó patente la diferencia de nivel. El Liverpool, bajo la dirección de Arne Slot, dominó el juego con una velocidad y coordinación que contrastó con la desorganización del Madrid. Durante minutos, Courtois mantuvo a su equipo en el partido con paradas impresionantes a Darwin Núñez y Conor Bradley, pero el esfuerzo no bastó.
Alexis Mac Allister abrió el marcador con un disparo cruzado imposible para Courtois, tras una brillante combinación en la frontal. Más tarde, Cody Gakpo selló el 2-0 con un cabezazo que confirmó la superioridad de los 'Reds'.
Oportunidades perdidas
El Madrid tuvo su momento para cambiar el curso del partido cuando Lucas Vázquez provocó un penalti. Sin embargo, Mbappé falló desde los once metros, en lo que parecía un símbolo de la impotencia blanca. Minutos después, Salah replicó el fallo con un penalti fallido, aunque el control del juego siempre estuvo del lado local.
¿Un futuro incierto?
El Liverpool rompió una racha de ocho partidos sin vencer al Madrid, recordando viejas heridas de finales y eliminatorias perdidas. Por su parte, el equipo de Carlo Ancelotti necesita ganar los tres partidos restantes en la fase de grupos: ante Atalanta, Salzburgo y Brest. Aunque el escenario actual es desolador, el Real Madrid siempre ha demostrado que lo importante es levantar la copa en mayo
Campeones de Europa, acuérdense.