Jaume Munar no tenía en el horizonte un debut plácido como tenista olímpico. Nada menos que el vigente campeón y uno de los mejores especialistas de tierra se interponía en el sueño del balear. Alexander Zverev tenia en contra el único precedente entre ambos, en el que se impuso el isleño (Marrakech, 2019). El marco de la Philippe Chatrier era un premio para el último tenista en subirse al equipo para París, que lo intentó pero acabó por despedirse a las primeras de cambio de los Juegos de su debut (6-2 y 6-2).
Le costó al germano, pero abrió el duelo con un 'break' al que dio continuidad mostrando consistencia con su saque para abrir hueco en el primer set (2-0). No se desenganchó Munar del partido, pero le costaba soportar el ritmo que imprimía su adversario, mostrando su mejor versión al servicio, arriesgando y poniendo a prueba a su adversario. Jugándosela una dejada ganadora, cedió su segundo 'break' Munar, alejándose un poco más la opción de aferrarse al primer parcial (4-1 Zverev).
El carácter y fuerza del tenis desplegado por Munar en el sexto juego puso en pie a la Chatrier, que valoró el empuje del balear, sin premio y cada vez más resignado a ver como el primer parcial se le iba de la manos ante la superioridad y consistencia del juego de Zverev, que en 48 minutos cerró la manga con un claro 6-2 a su favor, pese a la garra y los buenos golpes planteados por el mallorquín.
La consistencia de juego de Zverev creció por minutos y el avance del segundo set fue la muestra. Con roturas de servicio al balear que ponían un 4-0 que permitía adivinar el desenlace del partido, condenado a un desenlace fatal para el de Santanyí, que con su empuje se ganó a un público que coreó su nombre pese a lo adverso del marcador y ovacionó sus puntos como si fuera el partido en ellos, cerrando el partido con otro 6-2 a su favor Zverev.