Nil Riudavets es estos días la viva imagen y semejanza de un niño con su regalo de Reyes en las manos. A cuatro días de participar por vez primera en paratriatlón en los Juegos Paralímpicos de París 2024, el paratriatleta de Maó disfruta de esta cuenta atrás, ultimando detalles para la gran cita del domingo a primera hora de la mañana, ya desde las instalaciones olímpicas.
Sensaciones ‘a pie de campo’
Cuando restan apenas cuatro días para que Riudavets se concierta en historia del deporte menorquín y sea el segundo deportista de la Isla en participar en unos Juegos Paralímpicos, ayer por la tarde habló para «Es Diari», mostrándose muy seguro de sus posibilidades y, a la vez, cauto por la dificultad que entraña su categoría PTS4. De regreso de sus entrenamientos matinales, decía el de Maó que se siente, «muy bien físicamente e incluso diría que me encuentro mejor que nunca. No obstante, eso no define un resultado y menos en la categoría que estoy yo, en la que competimos discapacitados muy diferentes», razonaba el triatleta insular.
A la hora de hablar de sensaciones y opciones reales de colgarse una medalla en el cuello en la cita de París, Riudavets quiso incidir en el aspecto más técnico y táctico de la prueba, más allá de su gran estado de forma. «Dependerá bastante de la corriente del agua, de cómo deduzca el adoquín en cuanto al manejo de la bicicleta con un solo brazo y evidentemente también, ver cómo están mis rivales el mismo domingo». Y es que el mahonés está en la capital francesa con el sentimiento del deber cumplido. «En mi caso, he hecho mi trabajo; he llegado a París en un estado de forma brutal y ahora tan solo me queda disfrutar y ver dónde puedo estar, según el nivel que me encuentre ese día», avisa el representante español.
Y mientras tanto, como deportista incansable y devoto que es, el insular disfruta de esta semana en París, concentrado con España. «Estoy viviendo estos días previos con mucha ilusión y estar en la Villa Olímpica es una pasada; aquí todos tenemos una historia y una vida detrás y todos estamos aquí para disfrutar del deporte e intentar ser lo más competitivos posible el día de la carrera», exclama, añadiendo que, «el ambiente e ilusión son máximas en París, es una pasada. Estamos en una mini ciudad y poder entrenar diferentes deportes es precioso y la hermandad es máxima».