Obró el milagro el ViveMenorca, que mostró su mejor versión para imponerse de una forma clara en un fortín a priori inexpugnable (57-76). Lo hizo de la mano de un Ciorciari inmenso y escoltado por un Caio Torres descomunal en ataque y, sobre todo, en el rebote, que devolvió su identidad a un ejército de ganadores que exhibieron una casta impresionante para lograr la mejor victoria jamás contada, a pesar de que Burgos se impuso en el rebote. Decidirá mañana el Pavelló, que se tiene que vestir con sus mejores galas, con las de ACB, como en los viejos tiempos, y que por supuesto no se puede relajar porque todavía no hay nada hecho.
Intercambio de golpes inicial en el histórico partido para Burgos y su genial afición. La igualdad, con ligera ventaja para el ViveMenorca, se mantuvo a lo largo del primer cuarto. Con Ciorciari como director de juego pero con la faena de defender a Corrales a cargo de Umeh, los dos aspirantes a la ACB se golpeaban, y no sólo a base de canastas, desde el primer segundo.
Anagonye imprimió un punto de agresividad para los locales, que no gozaban con Gómez. Prueba de ello, el poderoso tapón que le colocó a Otegi. Reaccionó Olmos dando entrada a Montañana para que se emparejara con el gigante del Burgos. Guzmán abrió la veda de los triples para colocar la máxima ventaja para los menorquines y Monti remataba la faena (12-19).
Mantuvo Paco Olmos un cinco más defensivo tras la reanudación con Monti, Caio, Sánchez, Gusi y Marc, aunque el Burgos, con un Corrales incombustible, recortó con un 4-0. Cerró el Menorca la puerta de atrás y recuperó ventaja (18-23 a 6'14''). Pero la peor noticia era que Anagonye le ganaba la partida a Monti en la pintura por lo que Caio tuvo que regresar antes de tiempo.
Morley supo romper la defensa menorquina desde el exterior y Blair empató a 25 para que Corrales retomara los galones. De nuevo se recuperó el Menorca (25-30). La gran diferencia radicaba en la fiereza con la que Caio y compañía luchaban por cada rebote, 10 acumulaba el brasileño a la media parte, como si la vida le fuera en ello, como si una isla entera los empujara.
Y los empujó, que lo sepa el lector. Dos triples de Víctor y Ciorciari cerraron un parcial de 2-11 exquisito para dar paso al descanso y al run run en El Plantío (27-36).
Mucho había cambiado la cara hasta el momento del ViveMenorca, mejor equipo que en el tercer partido. Olmos confió en el cinco inicial, Urko, Caio, Ciorciari, inconmensurable ayer, Víctor y Umeh. La barrera psicológica de los 10 puntos se superó a los pocos segundos con una canasta de Víctor, otras dos de Caio y +15 en el marcador (27-42), que obligó a Casadevall a cortar la sangría.
Surtió efecto el movimiento del catalán. Su equipo recortó diez tantos, lo que despertó de nuevo a la marea azulona. Pero ayer Ciorciari se vistió de superhéroe repartiendo asistencias, controlando el partido y guiando a los suyos. El Menorca galopó a lomos de los nervios burgaleses y aupó los +20 (38-58, a 2'47'') para el tercer cuarto y que calmó algún que otro Megaherzio en El Plantío. El acto se cerró con 44-68 (parcial de 17-32) y con 16 puntos de Umeh.
La cara de Corrales, al cambiarlo Casadevall, hablaba por sí sola. El veterano base negaba con la cabeza consciente de que algo había fallado. El Burgos fue capaz de recortar la máxima renta hasta estar a 15, pero el Menorca supo jugar como lo hacen los grandes, pasando algún apurillo, pero retornando la final a Menorca. El Pavelló dictará sentencia mañana (57-76), aunque no hay nada hecho. Es el turno de la afición.