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Olimpiadas

Menorquines olímpicos

Bet Salom/ Fernando Rita

| Maó |

Faltan once días para que se inicien los Juegos Olímpicos de Londres, sin duda uno de los acontecimientos estelares del deporte mundial. Desde Menorca, la atención se centrará especialmente hacia Sergi Llull con la Selección Española de baloncesto, uno de los equipos llamados a lo más alto -todo el mundo espera un duelo ante Estados Unidos- y Albert Torres con el equipo ciclista -los expertos consideran que una quinta o sexta plaza sería un éxito-. Pero, antes de ellos, consideraciones históricas al margen, hubo dos menorquines que fueron olímpicos.

La gimnasta Bet Salom (Maó, 1989) y el regatista Fernando Rita (Barcelona, 1962) saben lo que es vivir y competir en la cita de citas del deporte. Vivencias, anécdotas y el sabor dulce o amargo de los resultados, todo, está grabado en un apartado de su memoria. Ambos vivieron un verano de ensueño. Bet en Pekín en el 2008. Fernando en Barcelona, en el mítico 1992.

Olímpica con 19 años
"Aquello fue indescriptible, como experiencia personal, como deportista y más para alguien que practica un deporte minoritario como el mío… Ir a unos Juegos Olímpicos es lo que todos esperamos conseguir, un auténtico sueño. Una puede ir a muchas competiciones muy importantes, pero no hay nada como una Olimpiada", recuerda Bet, que se encuentra en Madrid, donde estudia INEF. Le queda un año, luego prácticas y luego "otro sueño. Ser entrenadora de élite". La competición queda atrás. Una operación de menisco le quitó tiempo.

Optimista por naturaleza, sus palabras transmiten electricidad. "Es que no es solo competir… ir a Pekín era como ir a otro mundo durante un mes. Y luego, como una concentración de gente de todo el planeta, de todos los lados… La villa era impresionante… Es que, si soy sincera, no recuerdo tanto la competición como todo lo demás".

Esa última confesión sorprende, pero Bet la razona. "Lo reconozco. A ver, no es que nos tomáramos las cosas a la ligera, por supuesto, porque has trabajado muy duro para competir. Pero es que el impacto de todo el entorno es tan fuerte… Además, durante la temporada compites siempre y compites a alto nivel. Lo otro es totalmente excepcional, único. ¡Y si encima ganas una medalla debe ser la bomba!", comenta riendo.

El recorrido del equipo español de gimnasia no fue muy bueno. Hubo un fallo y marcó a las chicas. "En aparatos fuimos bien y quedamos sextas. En el segundo yo era suplente… Nos tocaba el ejercicio de masa y aros… Hubo un error que nos provocó diez segundos de una descoordinación total. Nos costó no entrar en la final". Y mucha rabia, la otra cara del deporte cuando no sale bien. "En una Olimpiada tienes que sacar todo lo mejor que tienes, ir al cien por cien y arriesgar. Luego te puede salir bien o mal. Nosotras arriesgamos… y nos salió mal".

Luego, la vuelta a casa. Otra explosión de sensaciones. "Mucha emoción. Hay que valorar que es una isla pequeña, un deporte minoritario… Por eso es impresionante el caso que me hacían (risas). Recibí el apoyo de todo el mundo, y sobretodo de mi familia, claro. Pero parece mentira, que durante tanto tiempo estás como desaparecida, trabajando, y de golpe y porrazo, como estás en unos Juegos, todo el mundo se acuerda de ti. Pero Menorca se portó muy bien, antes y después. Lo notaba y lo agradecí. Son cosas impagables".

Aquel verano del 92
A Fernando Rita le baila la memoria cuando se le pregunta por su pasado olímpico. "Sí… Vaya, ya hace 10 años… ¡No!, perdón, 20… Uff… El tiempo pasa tan rápido…". En la Barcelona del 92, Rita era regatista de vela en la clase Snipe, la más difícil. " Es una experiencia magnífica, inigualable… Sobretodo la inauguración. Fue un acto absolutamente espectacular, con la flecha aquella de Rebollo para encender el pebetero olímpico…". Son recuerdos que la mayoría de los mortales los tenemos de haberlos visto en la televisión. Y un menorquín estuvo allí, en vivo. "Fue muy emocionante. También estuvo Joan Pons en el auditorio cantando… Y evidentemente cuando dimos toda la vuelta con todas las delegaciones, con todo el equipo español y el Príncipe Felipe de abanderado… Son momentos muy entrañables".
Más cosas. "A la Villa Olímpica la llamábamos "la olla exprés", porque todo el mundo andaba muy nervioso, los atletas antes de competir, o compitiendo, y mucha tensión... En el comedor, estabas con atletas que solo veías por la tele... Steffi Graf, Michael Jordan, Magic Johnson… Te impactan".

En cuanto a su participación, la perspectiva del tiempo da a Rita otra dimensión. "Siempre tienes aquella cosa de no haber quedado más arriba, pero con el paso del tiempo, ves que fue un buen papel. Quedamos los décimos en la Star, una clase extremadamente difícil porque es la que van todos los cracks de la vela mundial, los que después serán los patrones de barcos de la "Copa del América" o de vueltas al mundo. El mejor resultado del equipo español era un octavo puesto. Incluso este año en Londres no habrá representación española. Teníamos los mejores resultados previos… Pero quizá llegamos sobreentrenados".

¿Sintió más presión de lo normal por el hecho de estar en casa? "No. Si la Olimpiada hubiera sido en otro sitio hubiera estado igual. Simplemente, el hecho de que fueran en Barcelona hizo que todos nos pusiéramos las pilas. Incluso en esponsorización fue bueno para el deporte porque nos permitió competir a alto nivel. En Barcelona tuvimos apoyo y mucha información. Quizá en otro sitio no la hubiéramos tenido".

"Me sentía en una nube"
Rita asegura que, ante la reacción de la gente en Menorca, se sentía muy especial. "Como en una nube. La gente te reconocía por la calle, te paraba, te daba ánimos. Estaba encantado con esta situación, aunque era como algo un poco extraño. No me había pasado nunca. Pero eso sí, cuando estás preparándote en algo tan complicado, estás muy concentrado. No estás por cosas extras". Cuando regresó a Menorca "fue cuando me di más cuenta de todo. Me hicieron muchos homenajes y incluso nos hicieron pregoneros de las Festes de Maó. Fue muy bonito".

La memoria del regatista está fresca. Quizá acabe en un libro. Habría un capítulo para el orgullo de ser menorquín. "TV3 hacía unos seguimientos específicos a los atletas catalanes. Y en su fichero tenían que yo había nacido en Barcelona. Es verdad, pero es algo totalmente circunstancial, como mi hermano. Yo soy menorquín, de Maó. Entonces, cuando vino TV3, yo me negué. Les dije, "perdonen, pero yo soy menorquín, no de Barcelona aunque lo ponga el DNI". Recuerdo que se me quedaron mirando como si fuera un bicho raro. Y se fueron".

Más anécdotas. En la Villa Olímpica. "Cada día pasaban cosas. Nosotros compartíamos edificio con la Selección de baloncesto... Mira, ahora que tenemos a Sergi Llull. En aquel momento recuerdo que había mucha polémica y notábamos que los jugadores no se llevaban bien con el entrenador, Díaz Miguel. Hablábamos con ellos algunas noches.
Estaban muy quemados. Me sorprendió, y entendí que después pasara lo que pasó, como perder con Angola. Se notaba que no funcionaría. Espero que este año Sergi y compañía tengan medalla", afirma.

En archivo del Diari hay varias fotos de Fernando Rita en Barcelona. Alguna con el Príncipe Felipe o la Infanta Cristina. "Conmigo estuvo muy bien", reconoce. "En la ceremonia inaugural, la organización estuvo muy bien para la ida de todas las delegaciones que teníamos que ir a Montjuïc. Nos iban embarcando en los autobuses paulatinamente y sin problema. Pero después, cuando acabó la ceremonia, la vuelta fue un caos total porque todos los deportistas teníamos que salir por el mismo sitio hacia la Villa Olímpica… No volvimos antes de las cuatro de la mañana. Suerte que al día siguiente no había competición. Incluso fuimos donde estaba el Príncipe Felipe para ver si nos podíamos ir con él. Pensamos que les dejarían pasar y saldríamos antes del Estadio Olímpico".

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