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JJOO Barcelona '92

Carlos Carreras-Moysi, la música olímpica de Barcelona

El menorquín-barcelonés fue el director musical de la organización de los Juegos de 1992

Panorámica del Estadio Olímpico durante la ceremonia inaugural de los JJOO

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La presencia de Menorca en Barcelona ‘92 no se limitó a la participación de Fernando Rita en la competición de vela, puesto que la consideración de ser los mejores Juegos Olímpicos de la historia que posteriormente se granjeó el evento que albergó la ciudad Condal nos remite a la figura de Carlos Carreras-Moysi y Carles-Tolrà (1951-2019), que desempeñó la dirección musical de las ceremonias de inauguración y clausura de aquellos Juegos, como también de los Paralímpicos que se celebraron pocas semanas después.

Designado por OBS (Ovideo-Bassat and Sport, una aventura empresarial de tres vértices que ejerció como comité organizador de los JJOO), Carlos Carreras-Moysi integró la estructura principal de la organización musical del certamen (junto con el tenor Josep Carreras), de lo que por tanto, en una cuota importante del mérito de aquella exitosa organización tuvo ingente responsabilidad.

Con certeza, la inclusión del menorquín-barcelonés en tan selecto organigrama olímpico repercutió, haciendo una revisión de su biografía, como un álgido dentro de una vida dedicada desde muy pronta infancia a la música, su gran pasión, ya fuera como DJ, promotor de conciertos o crítico y periodista.

Carreras-Moysi con Sting

Orígenes

Nacido en Barcelona, en el seno de una familia bien, el 6 de septiembre de 1951, la venida al mundo de Carlos Carreras-Moysi comenzó de modo tan injusto como dramático, al sufrir una malformación neurológica de espina bífida y luxación de cadera que obligó a operarle a las pocas horas de ser alumbrado y que le postró desde ese entonces en una silla de ruedas. Una circunstancia que sin embargo, tal y como él mismo evoca en ‘Good Times, Memorias Musicales del promotor Carlos Carreras-Moysi', un libro de amena e interesante lectura, escrito por Julián García Hernández (Milenio, 2013) –y obra imprescindible para elaborar este artículo–, nunca significó un obstáculo para llevar a cabo cualquier proyecto que se planteara.

De hecho, Carlos nunca se refirió asimismo como un invalido o un discapacitado y su silla de ruedas emergió como una prolongación de su ser para campar a sus anchas en cualquier enclave terráqueo.

Que radicara en la Isla tuvo por causa las diversas fincas que sus progenitores, por herencia directa, poseían en Menorca, en donde Carlos, junto a ellos y sus dos hermanos, Borja (décadas después se erigió en el mejor alcalde que Maó recuerda) y Catalina, fijará su residencia a finales de los años 50 del siglo anterior siendo un niño de menos de 9 años (lo que por ejemplo explica que lustros después su amigo Mike Olfield escogiera Cala Pregonda, propiedad de la familia, como fondo para la portada de su disco ‘Incantations', que el LP de Brian Eno ‘Another green world' publicado en 1975 tomara para su contraportada una imagen de su casa de Binibeca o que Eric Burdon, legendario líder de ‘The Animals' e íntimo suyo, estableciera su residencia en la Isla durante un tiempo en los años 80).

Moysi con los Dire Straits

De las amistades paternas de Carlos, de origen inglés en número importante, y de la educación británica recibida por su madre, Nuria Carles-Tolrà, la señora de Pregonda (y personalidad crucial para entender el modelo de ‘avarca' que actualmente se comercializa en la Isla) se localizan los primeros vínculos de la génesis del amor de Carlos por la música (surgió así su adoración por los Beattles) y el inicio de su amistad con Richard Branson, el multimillonario fundador de la Virgin Records, coétaneo suyo con el que compartió niñez y verano menorquín, y años después una ‘contacto' crucial para abrirse paso en el mundo de la promoción. El otro eslabón fue el alemán Manuel G. Salinger, segundo marido de su abuela y directamente relacionado con el negocio discográfico y musical.

Tras cultivar un cuidado gusto y criterio por la música en sus años de adolescente, lo que a finales de los 70 e inicios de los 80 eran locales nocturnos de moda en la Isla, como Poppins, Tonic y Fliston, repercutieron como la primera etapa de Carlos Carreras-Moysi a nivel profesional-musical. Al no vislumbrar esa praxis más allá de su juventud en calidad de ‘pinchadiscos, optó por cambiar ‘de tercio' y centrarse, a raíz de recibir una propuesta para ello, en el mundo de la promoción a través de la recordada promotora GIGS, de la que fue su director de contratación a lo largo de una década.

En un tiempo, los 80, en que en España se carecía de una mínima cultura de ‘macroconciertos' de rock, Carlos Carreras-Moysi fue el primero en conseguir las actuaciones de bandas legendarias en suelo español. Dire Straits, Iron Maiden, Grateful Dead (el único concierto que han dado en nuestro país), The Police y Sting (además, gran amigo de Carlos), Mike Olfield, Peter Gabriel, Roxy Music, The Smiths, AC/DC, Eric Burdon, Motorhead o Elton John, por enumerar varios, son algunos de los grupos o artistas que tocaron, muchos de ellos por vez primera, en nuestro país gracias a Carlos Carreras-Moysi.

Barcelona 92

Tras una década dedicado a la promoción de conciertos, lo que obligó a restablecer su residencia en Barcelona, siempre sin dejar de visitar ‘su' Roqueta o «la isla de mi familia» como en ocasiones refería a Menorca entre sus amistades del rock, finalizó su relación con GIGS y se planteó establecerse, con su perro y amigo Takas, en Maó. La llamada olímpica lo impidió.

Entre inicios de 1991 y hasta superado el verano de 1992, Carlos Carreras-Moysi se concentró al cien por cien en los JJOO y su organización. De su aportación, mucha imposible de cuantificar, sí cabe poner de relieve aspectos tangibles, como la presencia del compositor de Ryuchi Sakamoto, la música de Angelo Badalamenti o las actuaciones de Peret y Los Manolos, implícitamente recomendadas por el protagonista de estas líneas, y que derivó en aquella inolvidable versión de ‘All my loving' que tanto enamoró a Paul McCartney (y al mundo entero).

Pero igualmente, el que años después destacaría también como editor de la revista especializada Rock Sound (en cuya labor legó artículos y entrevistas absolutamente imprescindibles), tuvo un influjo determinante en el ramillete de músicas, bailarines, grupos y cantantes que en conjunto hicieron de los JJOO de Barcelona, en organización y logística, los más brillantes de la historia. Una consideración que se hizo extensiva a los inmediatamente posteriores Juegos Paralímpicos, donde Carreras-Moysi acreditó igual presencia y labor en tareas músico-artísticas.

Carlos Carreras-Moysi y Carles-Tolrà falleció en Barcelona el 20 de septiembre de 2019, poco después de cumplir los 68 años. Valgan estas líneas como tributo a su memoria, a una figura fundamental en el éxito organizativo de Barcelona ‘92 y en la cronología del panorama musical español de las últimas cuatro décadas, y cuya vida, a pesar de sus limitaciones físicas, no fue sino una victoria de cabo a rabo.

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