Apenas unos días después de haber presentado en Ciutadella su cuento infantil ‘La Nedadora’, la veterana y ejemplar nadadora de aguas abiertas, Tita Llorens, aprovechó ayer «Es Diari» para anunciar su nueva aventura en el mar y sin traje de neopreno. De entrada programado para el próximo mes de febrero, la ciutadellenca se ha puesto ahora entre ceja y ceja cruzar el complicado y duro Canal Beagle, en Ushuaia; o dicho de otra manera, volver a unir dos países, en esta ocasión, Argentina y Chile.
Esta nueva travesía que se propone ahora Tita Llorens vuelve a suponer un desafío mayúsculo para la insular, puesto que en el Canal Beagle, si bien apenas se trata de unos diez kilómetros de recorrido– una distancia más que asumible y asequible para la menorquina–, el ‘problemón’ le llegara con las temperaturas del agua, que apenas rondarán los 8 a 10 grados, «unas aguas sumamente complicadas», avisaba ayer a este diario, mientras nos anunciaba su nuevo reto.
Un reto previo a la covid 19
Llorens, mientras no para de recibir ‘enhorabuenas’ por su cuento infantil, nos explicaba ayer el motivo de esta nueva ilusión, ya para comienzos del 2026. «Antes de la pandemia de la covid 19 ya lo quise hacer pero por el coronavirus se me complicó todo», dice, aunque admite que ahora, «me veo quizás algo más preparada por el tema del frío. O dispuesta a hacer cosas más cortas, aunque éstas impliquen más complicaciones», abunda Llorens, quien sabe que en Menorca es muy difícil prepararse para nadar a 8-10 grados. «No puedo entrenar bien hasta que el agua de mar no se enfríe pero ya me empiezo a preparar física y mentalmente, preparando mi cabeza», nos explica, entre risas.
Con el máximo respeto hacia este Canal Beagle argentino, Llorens ya se desplaza un día a la semana a la piscina exterior del Club Tennis Ciutadella, «preparándome poco a poco; será duro ahí cuando el agua esté fría y el mar, pese a ser frío, es más divertido que la piscina», nos narra una nadadora que va seleccionando ya sus retos: cortos y complejos. «El Titicaca fue muy duro, la altitud parece tontería y no lo es y más en Menorca. La doble de Rande, por la logística, también fue difícil y diría que cada reto tiene un punto que lo hace diferente y complicado pero este tiene el handicap de la aclimatación», avisa.