Una vez acabada una temporada histórica para Gemma Triay (Alaior, 1992), en la que se ha vuelto a coronar como la mejor jugadora de pádel del mundo al subirse al primer escalón del ranking individual primero y a lo más alto de la clasificación por parejas junto a Delfi Brea después, la menorquina abre un periodo para la reflexión y explica lo que ha significado este año a Mundo Deportivo.
Sin ir más lejos, el cambio de pareja pasando de Claudia Fernández, una de las mejores jugadoras del circuito pese a su juventud, tal y como ha confirmado este año, a Delfi Brea ha sido un movimiento ganador. «La verdad es que siempre he intentado tomar decisiones desde el máximo respeto hacia todas las compañeras con las que he compartido pista. Cada una de ellas me ha aportado muchísimo, tanto en lo deportivo como en lo personal, y siento un agradecimiento enorme por todo lo que hemos vivido juntas», explica la alaiorense.
Acompañando a Delfi Brea, la insular ha sentido «una energía muy especial y una madurez competitiva impresionante» por parte de la argentina. «Transmite calma, claridad y una confianza contagiosa. Creo que su mayor diferencia es la capacidad de mantener una estabilidad emocional altísima incluso en los momentos de máxima tensión. Además, es una jugadora que quiere mejorar cada día, y eso encaja muchísimo con mi forma de trabajar», afirma.
Crecimiento del pádel
Ante los cambios vividos en los últimos tiempos, con Premier Padel consolidándose como el circuito principal pese a los problemas a inicio de curso, Gemma Triay siente que el pádel femenino «ha dado un salto enorme en profesionalización, visibilidad y estructura». «Hoy las jugadoras tenemos más espacio, más voz y más oportunidades. Me siento orgullosa de haber sido parte de este proceso y de seguir empujando para que el deporte siga creciendo», asevera.
Junto a la alaiorense, una de las jugadoras que más fuerza ha hecho porque las jugadoras estén mejor posicionadas es Ari Sánchez, a quien define como «la rival más complicada» de su carrera. «Tiene un talento natural increíble y una velocidad mental que te obliga a estar al máximo en cada punto. Competir contra ella siempre te hace mejor jugadora. He vivido batallas muy duras con muchas rivales, pero ella ha sido una de las más exigentes», sentencia.