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El Avarca finaliza la temporada como subcampeón de la Liga

El Gran Canaria revalida el título de campeón de Liga Iberdrola al ganar el cuarto partido de la final

El Avarca, con el trofeo de subcampeonas de la Liga | Katerina Pu

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El Avarca Menorca ha terminado como subcampeón la Liga Iberdrola de voleibol, después de caer, 1-3, en la tarde de este domingo en el cuarto partido de la serie final contra el Hidramar Gran Canaria, que revalida de este modo el título y un triplete nacional (las de Las Palmas, a este título liguero, le agregan la Supercopa y la Copa de la Reina).

A diferencia de lo acontecido este sábado, el equipo de Ciutadella no pudo hacer valer el factor pista y ha terminado claudicando ante un equipo que ya le arrebató el título de Copa hace unos meses (21-25; 22-25; 26-24 y 27-29).

La brasileña Marcella Amaral, que brindó un partido para enmarcar, y la líbero madrileña Patri Rodríguez, destacaron en las filas del Avarca, que a pesar de verse en una desventaja de 0-2, nunca volvió la cara al partido, tuvo arrestos y calidad para forzar el cuarto set y en el mismo, burló hasta cuatro bolas de partido en su contra. La cubana Sulian Matienzo marcó diferencias por parte canaria, y sobresalió como el factor diferencial en el equipo campeón.

Y eso que la puesta en escena del Avarca resultó impoluta. En consonancia a lo mostrado en los tres partidos previos, el cuadro menorquín apareció dominante (4-2; 6-3) en el primer set con Davenport y Marcela Amaral tremendamente efectivas.

Pero la respuesta del colectivo grancanario no se hizo esperar, y por medio de Sulian Matienzo, totalmente ‘on fire' en parangón a su discreto tercer partido (en el que pese a lo cual se fue hasta los 21 puntos; 29 firmó ayer), recuperó margen de inmediato (6-6).

A partir de ahí, devino un pasaje del partido marcado por el equilibrio, y entre el referido empate a seis hasta el 20-20, apenas en el parcial 15-13, favorable al Avarca, se registró una diferencia superior a un punto en favor de alguno de los dos equipos.

Sin embargo, Gran Canaria, que fue creciendo a medida que discurrió ese set inicial, por medio de su capitana, Saray Manzano, se situó en ventaja, 20-22, y el vértigo se apoderó del cuadro menorquín. De ahí al 21-24 se distinguió una consecuencia natural, y el Gran Canaria optimizó la primera de las tres bolas de que disfrutó para cerrar el set (21-25).

La segunda manga, en sus primeros compases, destacó como un intercambio de golpes entre la brasileña Marcela Amaral por parte local, y de la cubana Matienzo en el flanco visitante, las dos mejores del partido (3-3). La intermitente aparición de Saray (aunque muy sujetada por el Avarca durante toda la serie, también ayer, lo que limitó y redujo sus habituales números en ataque) y su superioridad en el bloqueo en esos instantes del encuentro, permitió al Gran Canaria abrir una pequeña brecha (5-8). Bep Llorens detuvo el juego con el objeto de evitar una hemorragia mayor, y tuvo un efecto inmediato.

La eclosión de Carla Jiménez e Ivone Martínez daba el empate y una posterior ventaja al Avarca (12-11). Ambas, muy activas en esa fase del encuentro, contuvieron los intentos de ruptura rival (14-14; 16-16; 18-19), aunque su derroche, como tampoco el de sus compañeras, sirvió para evitar que el Gran Canaria enfilara el tramo final del set en franquicia (19-21).

Amaral, que pasó quizá más tiempo del aconsejable en el banquillo, emergió para revivir al equipo menorquín (22-22), aunque la rápida réplica de Saray Manzano (22-23), auguró lo peor (22-25). El Avarca, que por momentos había sufrido en el bloqueo, lo que afloró como un factor determinante en la pérdida de ese segundo set, advertía un abismo a remontar (0-2).

El ceder ese segundo set pareció hacer mella en el cuadro de Ciutadella, cuanto menos, la inercia en los primeros puntos del tercero, prosiguió perteneciendo al equipo ‘canarión' (1-2; 3-5). La calidad y omnipresencia de Amaral evitaron un problema mayor al conjunto de Bep Llorens, y le permitieron encontrar un punto de inflexión desde el que empezar a orientarse en esa tercera manga (9-7 tras certera acción de bloqueo de Jimena Gayoso).

La distancia en favor menorquín se incrementó hasta un 11-7. El Gran Canaria paró el partido con un tiempo muerto, se rehizo y se acercó a 12-10 (tras bloqueo de Sara Dias), y el partido se adentró en otro episodio de igualdad, que entre Amaral (como no) y Jimena Gayoso (que puntuó en dos acciones consecutivas en ataque) se encargaron de cercenar (18-14 para el Avarca).

Pero el Gran Canaria, aun a pesar de jugar con margen en virtud de su ventaja de 0-2, lejos de sucumbir a la relajación, recuperó su más efectiva versión, lo que ni un tiempo muerto solicitado por Llorens (ya con 19-18) logró mitigar (21-22 tras acciones de Matienzo y Del Burgo). Amaral restableció el equilibrio (22-22) y Fortuna la ventaja local (23-22), que enseguida Davenport incrementó (24-22). Ni la capacidad del cuadro canario para igualar (24-24) valdrían para evitar un desenlace favorable al conjunto menorquín (26-24, un saque de Matienzo a la red, definitorio para goce del Avarca).

Con el 2-1 en contra y la necesidad de empatar para prolongar su presencia y buscar el quinto duelo en esta final, el Avarca supo contener la eficacia canaria ante la red (5-4 tras un gran punto de Jimena Gayoso) y mantenerse hasta el empate a ocho. Fue entonces cuando se atisbó la primera amenaza de ruptura por parte del Gran Canaria (9-13), sensación que se incrementó con un preocupante 10-17.

Remontar tamaña diferencia, a esas alturas del partido, iba a entrañar un ejercicio de resiliencia que el Avarca supo encontrar. Carla Jiménez y Marcela Amaral acercaron el marcador al 13-17, y de nuevo ambas personificaron el enésimo impulso local (18-19). El cuadro menorquín había regresado al partido y recorrido el trayecto más arduo, lo que confirmó Antonella Fortuna (20-20). Pero el Gran Canaria promovió un nuevo acelerón, intuido casi definitivo (21-23 tras punto de Laura Martínez), que el Avarca, a través de Jimena Gayoso, supo contener para recuperar el empate (23-23).

El cuadro canario hizo el 23-24, lo que equivalía a contar con la primera bola de partido y por extensión, de campeonato. Hasta cuatro salvó el Avarca, pero a la quinta, el Gran Canaria no erró y se hizo con el título (27-29).

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