Un 18 de abril de 1756, en la playa de Santandria, en Ciutadella, desembarcaron 12.000 soldados galos que dirigieron sus pasos hacia la otra punta de la Isla para asediar el Castell de Sant Felip, por aquel entonces bastión británico, que no pudo evitar la toma de Menorca por parte de las tropas de Luis XV.
Pese a la corta ocupación francesa, entre 1756 y 1763, transcurrió el tiempo suficiente para que su huella se haya mantenido hasta hoy en día.
El mejor ejemplo de esa herencia es la fundación del pueblo de Sant Lluís, levantada en torno a una iglesia que tomó su nombre del rey Luis IX de Francia. Menorca volvió a manos inglesas, que dominaron la Isla durante prácticamente todo el siglo XVIII, al llegar a su fin la Guerra de los Siete Años.