Cuando te tumbas en la arena de la playa y piensas que estás encima de una bola que está dando vueltas resulta vertiginoso" y con el mismo entusiasmo contenido Carlos Caprani vive el fenómeno creativo que descubrió en la escultura porque el tiempo le dispuso, justo llegar a Menorca hace 24 años, unas herramientas y piedras a su alcance en tierras de Lanzell. Había estudiado física en Madrid, de donde es natural, el laboratorio era un perfecto campo del entretenimiento más serio pero explicar a los alumnos algo tan complejo le resultaba demasiado difícil, explicar física teórica... así que aprovechó el primer vuelo que mandó a su esposa a Menorca para recalar en una naturaleza que apenas conocía y a la que juró amor eterno.
Esa piedra y las herramientas que se encontró al llegar a la Isla no fueron más que un principio, "Yo de mayor quiero ser escultor" se dijo a sí mismo y el tiempo justo se lo concedió. Hombre discreto donde los haya, de hablar pausado, tono bajo, agradable conversación, esporádica sonrisa, su aparente sensibilidad se encuentra fácilmente en su obra, se ha hecho un hueco en el mundillo del arte isleño desde su taller natural en "Na Foradada" nombre que da a la tanca de Ferreries donde reside y en la que experimenta con piedras, maderas y también hierros desde que inició su trabajo para Pou Nou hace unos años. Sembradas están muchas de sus obras en una pendiente que el viento no deja de peinar a pesar de la masa de sus esculturas. Bidets y maniquíes como divertimento que se esparcen entre los tréboles que cubren el húmedo suelo, "sí, es un homenaje a Duchamp, un artista culto y muy completo". En las vanguardias está su propio punto de partida "casi todo lo que tenía que hacerse se hizo a principios del siglo XX", y aunque el estilo de Caprani es suyo propio sus esculturas en piedra recuerdan a Brancusi, "por supuesto, es uno de los mejores".
En piedra formas sinuosas, voluminosas y con un toque entre provocativo y sexi, en la obra de Caprani ocupan un lugar preferente las figuras humanas, especialmente la femenina. La mujer, así como elementos fálicos, también adquieren toda la expresividad en la madera con la que el escultor también se entiende. Una tendencia a la geometrización de los volúmenes lo acerca a la abstracción sin perder la referencia a la realidad que quiere evocar y evoca.
Caprani sorprende con un repertorio de lo más diverso, des de la "Cuinera", los peces, las flores, hasta el divertimento de amontonar piezas como puedan ser listones de ventanas de madera con las que se eleva cuatro metros y el viento tira una y otra vez o pequeños cuadros de mármoles con los que juega y deja jugar a los niños en su jardín de los sueños. Pero si hay un capítulo que no ha olvidado el físico es el sistema gravitatorio, las moléculas, los átomos y hasta el universo entero con el que también se recrea con todo tipo de materiales.