«Sus monumentos, edificaciones de sumo carácter, las tres condiciones de ciudad musulmana, capital medieval y eclesiástica, y el respeto absoluto a cuanto constituye tradición, hacen de ella una ciudad de carácter personalísimo». Con esas palabras defendió hace medio siglo el mallorquín Josep Vidal Isern la candidatura del núcleo antiguo de Ciutadella para ser reconocida como Conjunto Histórico Artístico, un objetivo logrado la víspera de Navidad de 1964 tras la celebración del Consejo de Ministros. Con motivo de dicha efeméride, y coincidiendo con la celebración de las Jornades de Recerca Histórica de Menorca, sus organizadores, la Societat Històrico Arqueològica Martí i Bella, ha querido rendir homenaje a los tres impulsores de esa iniciativa.
Así, la memoria y la labor de Josep Pons Lluch, archivero e investigador folclorista; el sacerdote Fernando Martí Camps y Damià Coll, ebanista de profesión y activo miembro de entidades culturales como el Cercle Artístic y el Casino de 17 de Gener, fue recordada y homenajeada ayer a título póstumo en el Salón Gótico del Ayuntamiento, donde sus familiares recibieron una placa de agradecimiento. Al reconocimiento se sumó el Consistorio con la presencia del alcalde de la ciudad, Ramón Sampol, quien destacó «la suerte inmensa» del municipio por contar con «tres pioneros» cuyo trabajo se ha traducido con el paso del tiempo en unas «consecuencias extraordinarias».
Aspectos mejorables
Por su parte, el presidente de la 'Martí i Bella', Ángel Roca, elogió de igual forma el hecho de que el camino iniciado hace 50 años se haya traducido en la «protección» del casco histórico y en la creación de herramientas tan importantes como la Comisión de Patrimonio.
No obstante, una vez citadas todas las actuaciones positivas, en un proceso «que ha tenido sus luces y sombras», aprovechó la ocasión para decir que hay «aspectos mejorables».
Y entre estos, citó asignaturas pendientes como el cableado grapado en las fachadas de todo el conjunto, la rehabilitación de los bastiones de Sa Font y del Governador, la unificación de la señalización de las calles que se encuentran en el perímetro de la muralla y una aplicación más estricta de la norma sobre la ocupación de la vía pública.