Maó ya tiene un nuevo templo de arte y cultura, estratégicamente situado en su centro neurálgico como una evocación al pasado lustroso de finales del siglo XVIII transformado, ahora en espacio para la divulgación de la historia y el patrimonio de la ciudad.
El antiguo Palau Oliver, reconvertido en Centre d'Art i d'Història Hernández Sanz, ha culminado este sábado su largo proceso de restauración con el acto inaugural que congregó a las autoridades de las cuatro instituciones que han intervenido en su recuperación y a una multitud de personas que recorrieron, por primera vez, sus diferentes salas. El edificio situado entre las calles Infanta y Anuncivay debe ser un nuevo elemento dinamizador de la vida cultural menorquina, al tiempo que un atractivo singular para el turismo.
En ese mensaje han coincidido la alcaldesa de Maó, Àgueda Reynés, el conseller de Administraciones Públicas del Govern Balear, Juan Manuel Lafuente, el delegado del gobierno, Javier López-Cerón y el presidente del Consell de Menorca, Santiago Tadeo, que intervinieron por este orden en el acto. La cooperación de todas ellas ha hecho posible una obra de tamaña envergadura, junto a la patronal hotelera y colaboraciones privadas como las de la empresa CLH o la familia Quintana Seguí.