La Historia, con mayúscula, es el estudio y la interpretación del pasado. Poder explicarla con claridad requiere de tiempo y paciencia. Buena prueba de ello son los 20 investigadores que trabajan en las excavaciones de la Cova de Biniadrís. Tras varios meses de búsqueda, los hallazgos encontrados han sido toda una sorpresa.
La Cova de Biniadrís pertenece a la necrópolis de Calascoves. Surgió en el mundo talayótico, por lo que data, aproximadamente, del año 1200 a.C. Veinte especialistas de diversas universidades de España y Alemania trabajan para descubrir qué fue lo que sucedió en la cueva desde el primer momento de uso hasta la actualidad. Lo hacen de manera altruista, por investigar y contribuir, así, a descubrir un parte de la historia de la Menorca talayótica.
El método de trabajo es lento, pues la recuperación del registro arqueológico es una tarea muy laboriosa. Podríamos decir que la cueva se divide en diferentes sectores, dentro de los cuales puede haber más de 100 restos a estudiar. Cada hallazgo se fotografía con un novedoso sistema 3D que facilita el trabajo. Saber la colocación y la posición exacta de cada pieza es muy importante para descubrir qué fue lo que pasó realmente.
Quizá el complicado acceso a la cueva sea una de las razones por las cuales las piezas encontradas se encuentren en tan buen estado. Huesos humanos, pelo, tejido, madera trabajada, peines, hueso trabajado en forma de botones o piezas de cerámica y de metal han sido algunos de los vestigios que han sido encontrados.
Gracias a todas estas exploraciones, se ha descubierto, por ejemplo, que en las poblaciones talayóticas no diferenciaban por sexo ni por edad. También se han recuperado más de 30 individuos de todos los rangos de edad (desde infantiles hasta adultos-seniles), de los que se ha sabido que eran muy robustos, sobre todo en las extremidades superiores, y que la altura media era de 1,71 para los hombres y 1,68, las mujeres.
Patrones de actividad, enfermedades infecciosas, relaciones de parentesco, destreza en el trabajo de la madera, fabricación de elementos muebles... Todos estos logros se han conseguido a base de mucho esfuerzo y sabiduría. «Se trabaja a partir de la muerte. Sabiendo cómo mueren y qué rituales tenían en torno a la muerte se va descubriendo el resto» -afirma Auxilio Moreno, una de las directoras de las excavaciones.
«Todo esto sería imposible sin la colaboración de los arqueólogos de la Isla y la financiación de la Fundación Rubió Tudurí» - agradecía Eva Alarcón, otra directora del proyecto. Una iniciativa que se presentará ante el público el próximo 22 de julio, bajo el pretexto de que todos los menorquines puedan conocer novedades sobre sus antecesores y sobre la Historia, con mayúscula, de la Isla.