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"Isla bonita" se estrena en el Festival de Cine de San Sebastián

La película de Fernando Colomo grabada en Menorca se proyecta por primera vez. El director define el filme como "básicamente incorrecto"

Fernando Colomo, rodeado por algunos de los actores, junto la consellera Esperança Camps | GIB

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"Isla bonita", la última película de Fernando Colomo y que se ha rodado en Menorca, se presentó este lunes en el Festival de Cine de San Sebastián, dentro de la sección Zabaltegi, fuera de concursp.

Al estreno del film acudió la consellera balear de Participación, Transparencia y Cultura, Esperança Camps. La consellera destacó que esta producción es un ejemplo de lo que puede hacer la proyección exterior para el sector audiovisual balear. "El hecho de tener este año en San Sebastián la película de Fernando Colomo, rodada íntegramente en Menorca, y con ayudas de la Illes Balears Film Comission, es un hecho muy positivo porque puede servir para promover las Islas como gran plató de rodaje", manifestó.

Por su parte, Fernando Colomo opina que, cuanto más cara es una película, «todo se hace más complicado». Su último trabajo, es una comedia de bajo presupuesto que ha producido él mismo y que ha definido, como «básicamente incorrecta».

En este filme, que tiene «bastante de homenaje» a Menorca y está interpretado por actores profesionales y no profesionales, la realidad se mezcla con la ficción para hablar de la amistad, las relaciones fraternales y de pareja.

La llegada de Fer (Fernando Colomo), un publicista, a Menorca para pasar unos días con su amigo y exdirector creativo Miguel Ángel (Miguel Ángel Furones) con el fin de rodar un pequeño documental sobre el octogenario Joan, que cuida de la huerta de éste último, es el punto de partida de este largometraje.

Luego irán apareciendo otros personajes hasta un total de siete, entre ellos la escultora Nuria Román y su hija, la actriz Olivia Delcán, que hacen de ellas mismas, y la actriz Lilian Caro, que interpreta a la mujer de Miguel Ángel.

Colomo contaba con «una estructura de lo que iba a pasar», pero no con diálogos, y con unas pruebas que había hecho de Olivia Delcán con él.

Vio que ambos podían funcionar como «centro» de la película, ella «controlando» la parte de su madre y a los dos jóvenes que participan en el reparto, y él mismo el entorno de Miguel Ángel.

«Siendo un proyecto tremendamente personal, ha resultado también algo colectivo, con aportaciones de todos, que es lo que lo ha enriquecido. Acepté cualquier cosa que pudiera aparecer un poco rara», asegura.

Añade que «la gran ventaja» de una película pequeña como esta es el «grado de libertad» del que ha disfrutado, al contrario que «cuando tienes más presupuesto», en el que el filme «está más definido».

«Aquí podía profundizar lo que quisiera con el personaje, lo podía estirar, era como de goma, nunca se te iba a romper», señala Colomo, que afirma que en este rodaje ha disfrutado «de verdad» trabajando.

«Es de las veces que como artista notas que te está llegando más, al ser una cosa tan abierta y donde las aportaciones de los demás son tan grandes. Es de las películas más colectivas que he hecho siendo a la vez tremendamente personal. Todo el mundo se ha volcado y eso la ha enriquecido», subraya.

Y añade: «Hemos hecho la película para los actores, que normalmente son el último mono en los rodajes».

Colomo, que debutó en 1977 con «Tigres de papel», con la que participó en el Festival de San Sebastián, hace balance cuando suma ya veinte títulos en su filmografía, de algunos de los cuales «podría haber prescindido y no habría pasado nada».

«Me quedaría con entre el 50 y el 70 %», comenta el director, que añade que su preferida ha sido siempre otro de sus trabajos más personales, «La línea del cielo».

Cree que los españoles «siempre han tenido un gran sentido del humor» y, en ese aspecto, no le parece que hayan cambiado mucho las cosas desde que inició su carrera.

«Nuestra obra maestra es 'El Quijote', que es una comedia. Lo que pasa que ahora todo es más como más materialista, todos quieren las cosas más seguras. Se han dejado atrás cosas como la libertad. Todo se puede comprar con dinero», dice.

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