Lo que a menudo muchos ven como la principal amenaza para el mundo editorial tradicional, internet, se convirtió este jueves, durante el Día del Libro, en el reducto para su defensa. La imposibilidad de celebrar un Sant Jordi como es habitual, saliendo a la calle, propició que la fiesta se trasladara al mundo digital. En Menorca el encuentro tuvo lugar en el marco de un programa especial bautizado como Sant Jordi a redossa.
Foro por el que a lo largo de sus diez horas de emisión continua pasaron cientos de personas, que aprovecharon la ocasión para charlar entre ellas y de paso desearse un feliz Sant Jordi. Un encuentro virtual pero muy real y en el que tuvieron cabida un amplio abanico de propuestas culturales, todas ellas hilvanadas por la actriz Laia Garcia, que ejerció como incansable presentadora.
No será el de este año un Sant Jordi memorable por culpa del coronavirus y las restricciones que ha impuesto, pero sí una fiesta para el recuerdo. De hecho, quien ayer no tuviera oportunidad de disfrutar de los cerca de 150 eventos que se programaron podrá rescatarlos a través de la página web creada para la ocasión (santjordiaredossa.cat) o en el canal del mismo nombre dentro del portal Youtube.
Por Sant Jordi a redossa pasaron un buen número de conocidos rostros. Autores como Esperança Camps, que aprovechó para hablarnos de esos libros que tiene pendientes por leer, o Pau Faner, quien adelantó información sobre títulos que tiene previsto editar en los próximos meses. También participaron artistas de fuera de la Isla, aunque muy vinculados a ella, como es el caso de la actriz Àngels Gonyalons que se conectó para leer el poema «Carta de Nadal a mon pare», de Ponç Pons, quien tampoco quiso perder la ocasión de participar en este atípico Sant Jordi.
No faltó la música en la fiesta (Leonmanso, Rita Barber, Anna Ferrer, Guiem Soldevila) ni algunas aportaciones de corte teatral con rostros muy reconocibles dentro del panorama artístico insular. Pero también contribuyeron con su grano de arena personas que trabajan para proyectos culturales como las bibliotecas o el Arxiu de Imatge i So, muy presentes en la programación que fue coordinada por la comunicadora Sílvia Pons Seguí y el equipo técnico de Es Far Cultural.
Fuera de la red, Sant Jordi sobrevivió ayer también gracias a muchas librerías reconvertidas en negocios de entrega a domicilio y floristerías que despacharon rosas por encargo. La guinda, una invitación lanzada por las bibliotecas de Menorca: «Por Sant Jordi, pide el libro que quieras, si no lo tenemos, lo compraremos en las librerías de la Isla», anunciaron a través de las redes sociales. Una muestra de apoyo a un sector que depende en gran parte las ventas realizadas en una fecha tan señalada como la de este jueves.