La pandemia no pudo el año pasado con los Talleres Islados. Si bien es verdad que tampoco fue posible celebrarlos con normalidad (solo se ofrecieron cinco de los 13 cursos programados), el proyecto cultural impulsado por Mariona Fernández y Josep M. Fontserè aguantó el tirón. Y lo hizo en un año especial para los organizadores, ya que el programa de estancias culturales en torno a autores y creadoras de trayectoria reconocida en el ámbito de las humanidades cumplía diez años.
Celebración que no se pudo hacer como estaba planeada y que da paso al inicio de su segunda década, que arrancará este verano con un modelo todavía de transición. «Volvemos a intentarlo, porque sea cual sea el avance de la sociedad, esté donde esté nuestro límite en la capacidad de adaptación o sean los que sean los cambios en nuestras vidas, sabemos que hay algo, a lo que pretendemos contribuir, que ha superado pestes y epidemias», defienden desde la organización, que recalca que hay momentos en que se hace «más necesario que nunca» aprender.
No ha sido un camino fácil el de los Talleres Islados, siempre con una viabilidad económica difícil de mantener, más aun en 2020. «Fue un año nefasto a nivel económico, pero logramos salvarlo con unos cuantos talleres», relata Fernández, quien sostiene que el proyecto sigue adelante por el interés que se ha generado en torno él y a que poco a poco «se ha ido formando una familia».
Así, los talleres siguen adelante con una edición adaptada a los nuevos tiempos para la que se han recuperado algunos de los ponentes que no pudieron cumplir con la cita del año pasado. Por el momento se han programando siete fechas y habrá nueve participantes. En principio, aunque todavía puede haber cambios, todos los talleres en la Isla tendrán lugar en Binissaida. Solo uno se celebrará fuera de Menorca, en Vidrà (Girona).
El ciclo de este año arrancará en julio y tendrá continuidad a partir de septiembre, momento en el que se espera que la situación sanitaria sea mejor y se cuente con un mayor porcentaje de la población vacunada. En ese sentido, señala Fernández que la media de edad de los asistentes, con mucha gente que se desplaza desde fuera de la Isla, suele superar los 60 años.
«Hemos salvado el proyecto y empezamos de nuevo» continúa Fernández. «Creemos firmemente en los talleres, y más aún en unos momentos como los que estamos viviendo. En una época en la que las informaciones son siempre las mismas, está bien recibir inputs de gente que ha pensado mucho», concluye.