«Habitación Rosa», «Pink Room», «Habitació Rosa» o «Chambre Rose». Cuatro idiomas que demuestran la amplitud de miras de un proyecto que su autor define como «la primera exposición queer en Menorca», un término inglés que se aplica a esa teoría que rechaza la clasificación de los individuos en categorías universales y fijas, como varón, mujer, heterosexual, homosexual, bisexual o transexual.Estamos hablando de una muestra firmada por el menorquín Daniel Amorós, que responde, en sus diferentes facetas creativas, al nombre de D. Loves The Sodomites.
Amorós se encuentra estos días centrado en el montaje de esa propuesta, que este viernes (19 horas) se inaugura en la sala El Roser de Ciutadella. Un conjunto artístico que, según explica, «pone de manifiesto la trascendencia de haber nacido en una isla como Menorca, en la formulación de una identidad disidente, frente a un espacio de dimensiones relativamente pequeñas, aislado por el agua y la naturaleza».
Aunque en el fondo, «Habitació Rosa», habla de mucho más que eso. «Este proyecto representa y disecciona un proceso, desde la negación hasta la aceptación a la cual se enfrenta un sujeto durante la construcción de la propia identidad, como resultado de un largo viaje de introspección y autoconocimiento», explica el artista. Un planteamiento, añade, que «deconstruye y subvierte, en su esencia, la concepción y la representación binarias del género y de la sexualidad en medio de un sistema patriarcal».
Hasta ahí el mensaje, que toma forma a través de una exposición antológica y retrospectiva que recoge la obra de los últimos diez años de D. Loves The Sodomites. Siguiendo una estructura circular, la muestra adentra al espectador en un viaje por los diferentes estadios de la ‘psique' del autor mediante la performance, la fotografía analógica, el vídeo, el sonido y el ensayo.
D. Loves the Sodomites, nacido en 1990, se define a sí mismo como «un artista transdisciplinario».Es graduado en Bellas Artes, tiene un máster en Educación Artística y se ha formado en ciudades como Barcelona, Madrid, Londres, París y Nueva York.
Llevo sobre la faz de la tierra mogollón de años construyendo mi identidad y he de reconocer que no le he dado tantas vueltas a la cabeza parar llegar donde he llegado (que no digo que sea lejos). Está claro que nunca seré artista, porque por lo que deduzco de sus pensamientos y declaraciones, hay que darle muchas vueltas al coco y supongo que con todo lo que tengo que trabajar para poder pagar mis facturas a final de mes, poco tiempo me queda para elucubraciones mentales de ese calibre. En fin, que nunca seré artista. Pero como digo siempre; CHEMPRE POSITIFOS, NUNCA NEGATIFOS.