Mantiene Pere Llopart Lluch (Alaior, 1999) que, por norma general, los espacios para el consumo de arte «por sí solos, cuando están vacíos, no atesoran el interés que tenían tiempo atrás». Recuerda en ese sentido que el ocio antes estaba muy ligado a las creencias o religiones, y eso hacía que los espacios «arquitectónicamente ya fueran ricos, siempre tenían mucho interés, aunque simplemente fuera por las luces».
La reflexión viene al hilo de que para el escultor es de vital importancia cuidar la puesta en escena de la obra, y tener la oportunidad de haberlo hecho en una sala como la de Sant Antoni, en Maó, ha sido toda una suerte. «Ha sido la primera vez que dispongo de un espacio», explica sobre la primera individual de su carrera, «lo he disfrutado y he podido sacar conclusiones». Estamos hablando de un montaje que lleva por título «Sklerotergum», que exhibe como recompensa por haber ganado el año pasado el Premi Ciutat de Maó d'Escultura.
Una colección en la que la pieza con la que se hizo merecedor del galardón está acompañada por otra decena de obras. Cuando se le pregunta sobre el conjunto como concepto, explica que el propósito que perseguía pasaba por «crear una atmósfera poética» a través de un camino que «lleva hacia lo material, hacia el cuerpo, hacia el volumen».
Argumenta que para los títulos suele tender a la utilización de términos que provienen de la antropología. Y en este caso, «Sklerotergum» es un neologismo que, en resumen, hace referencia al endurecimiento de algunas partes del cuerpo y a la espalda, «a esa parte oculta, a lo que no ves».
A través de la unión de esos dos conceptos, el artista desarrolla una teoría que sostiene «que hoy día la sociedad vive mirando hacia ella misma, como en una especie de estado narcisista, en el que no se tiene conciencia de que pueda haber algo desconocido ni se plantea que no podamos tener razón».
Un discurso no exento del siempre necesario espíritu crítico para hablar de la «importancia, la trascendencia y el peso del arte» en la sociedad en la que vivimos. «Para aportar algo rico en conocimiento y desarrollar algo nuevo hay que divergir», asegura. A su juicio, el arte se ha convertido en «una mercancía más, estratégicamente desvinculada del día a día para quitarle su importancia». En ese sentido, el escultor reivindica el arte como «herramienta de conocimiento y de entrenamiento del saber mirar, un espacio de reflexión y de contemplación».
«Sklerotergum». En la Sala Sant Antoni de Maó, hasta el 7 de octubre. Premi Ciutat de Maó de Escultura 2022.
El apunte
Un artista que ama los oficios y que ha trabajado como herrero
Cuando se le pregunta por las cuestiones técnicas de su proceso creativo, Llopart responde que siempre ha tenido un gran interés por «recuperar oficios y cuando he podido he trabajado como herrero de forma paralela para ganarme la vida». Así que básicamente del contacto con materiales como «el hierro, el acero y diferentes metales, es de donde se nutren mis recursos formales», explica. El artista trabaja con distintos volúmenes, pero por norma general «me gusta enfrentar la obra con el cuerpo, que incluso tengas un poco de sensación de peligro», reconoce. En «Sklerotergum», una muestra que ha sido comisariada por Tomeu Sánchez, conviven obras de gran tamaño con otras más pequeñas.