El arte siempre ha estado muy presente en la vida de Úrsula Mascaró. Primero como diseñadora y, desde la pandemia, tras un giro profesional, como pintora. Un trabajo en la que la menorquina se está empleando a fondo y cada vez con más presencia. Actualmente exhibe (hasta el 15 de julio) en el Centro Cultural Sant Diego de Alaior «Pedacitos de mí», un repaso a todas las series a las que ha dado vida hasta la fecha, y el mes pasado participó en una colectiva del festival La Boca Erótica en la galería Ática de Maó. En ese mismo espacio inauguró ayer «Vacío profundo», con creaciones que no se habían podido ver hasta la fecha, y que podrá contemplarse hasta el 4 de julio.
Presentar sus cuadros en Menorca antes que en ningún otro sitio es una novedad y algo que hace mucha ilusión a la artista, que hasta ahora había dado a conocer sus lienzos en primicia en Madrid. En esa ciudad, su lugar de residencia, es donde ha dado vida, en gran parte, a una colección que ha acabado de tomar forma en la Isla y de la que forman parte, aproximadamente, una treintena de piezas.
Sobre el título de la exposición, explica que «el vacío profundo es algo que se genera y que hemos sentido, más o menos, todos un poco. El que no, es porque lo habrá ignorado», defiende la artista, quien profundiza en el significado de sus creaciones hablando de esa «sensación de cuando te alejas de ti mismo o de la fuente, eso a lo que algunos llaman dios y otros cosmos».
La artista sostiene que cuando sientes ese vacío hay que llenarlo de alguna manera, y en la exposición que acaba de abrir sus puertas podemos encontrar algunas propuestas. Una de ellas es «conociéndote a ti misma, siendo profundamente honesta con lo que sientes y soltando expectativas, buscando dónde está tu sentir». En otras palabras, puntualiza Mascaró, «realizar una introspección» para llenar esos vacíos aportando algo de luz.
¿Y eso cómo se plasma sobre un lienzo? Si en una de las anteriores series se había decantado por creaciones más figurativas, en «Vacío profundo» se inclina por «el abstractismo conceptual casi absoluto». También hay un ligero giro en lo que se refiere a las tonalidades, si los colores antes eran más vivos y llamativos, los tonos en esta ocasión son todo lo contrario, «más suaves, casi inexistentes, casi todo blanco y negro».
Estamos ante una exposición en la que la artista tiene depositadas muchas esperanzas. Confía en que suponga una especie de «explosión» en su nueva trayectoria artística, a la que se dedica en cuerpo y alma. «‘Vacío profundo' es muy importante para mí porque es un montaje en el que he estado trabajando durante todo un año». Si antes pintaba como un hobby, ahora este arte se ha convertido en «una profesión de la que disfruto muchísimo» y en la que seguirá trabajando aprovechando las vacaciones estivales en la Isla.