«Encantadora planta baja tipo loft, en el centro de Ciutadella, rodeada de restaurantes y otros servicios. Tiene recibidor, una habitación pequeña y una sala-comedor». Con ese texto promociona el artista mallorquín Pep Guerrero (Port de Sóller, 1966) su exposición en Menorca, un montaje que habita temporalmente entre las paredes de la sala Espai Sant Josep de Ciutadella. La muestra lleva por título «Pep B&B», un juego de palabras que recuerda a la conocida plataforma de alquiler turístico.
Guerrero, que ya había experimentado con el formato en un espacio cultural de Denia, repite la fórmula manejando y modificando objetos cotidianos para convertirlos en piezas llenas de color, y también significado. Así, la sala adquiere un aspecto novedoso gracias a los vistosos estampados, los paisajes con árboles alineados y los rostros de personajes inspirados en pinturas históricas o en el pop art, que dan nueva vida a estos objetos, elevándolos más allá de su función original.
El mallorquín comparte una visión artística que recuerda que cada objeto «es una puerta abierta a nuevas posibilidades, una ventana hacia un mundo donde el arte y la imaginación no tienen límites». No se posiciona de una manera explícita en torno a la cuestión de los apartamentos turísticos, pero advierte que «todo cuando se pasa de la raya es peligroso». Aunque su propósito con «Pep B &B» es otro: «Poner un toque de diversión y quitarle un poco de hierro a lo que es mundo del arte, que a veces nos pasamos un poquito de serios. Y en el fondo, el arte sirve para alimentar el alma, yo pretendo hacer disfrutar a la gente».
El creador se define como un artista ecléctico y de influencias muy variadas: «Siempre he mezclado mucho porque no sabía por qué camino decidirme», reconoce. Sin embargo, su sello es muy identificable, con una combinación de pintura y collage y una estética que se acerca a estilos como el pop arte, lo kitsch e incluso el dadaísmo.
«Pep B & B». Hasta el 31 de mayo en el Espai Sant Josep de Ciutadella.