12.524 kilómetros separan Menorca de Lombok, la isla de Indonesia que protagoniza «Reconèixer», el proyecto fotográfico que actualmente expone Pau Jaume (Barcelona, 1995) en el Centre d’Art i Cultura Ca n’Ángel de Es Mercadal, población en la que reside. Una muestra que nace «del impulso y de la necesidad de entender y explicar que realmente no importa la cultura de dónde venimos o de dónde somos, que lo que necesitamos realmente es construir con los otros una comunidad».
Una propuesta con la que la artista pretende «reconocer todo aquello que a veces nos resulta un poco lejano o con lo que no nos sentimos identificados». Y para su narración emplea el reflejo del día a día, poniendo el foco en «los espacios compartidos, los gestos cotidianos y las conexiones invisibles que sostienen la vida en común». Las imágenes de la muestra hablan, explica, «de convivencia, espiritualidad colectiva e identidades que se construyen desde el grupo».
«El espíritu del trabajo», continúa Jaume, «se basa, como la mayoría de los que hago, en la observación y el respeto». Un proyecto analógico en 35 mm, toda una declaración de intenciones en la era digital. «Para mí el analógico ya no es simplemente una forma de capturar, sino también de recoger la luz, la emoción, el momento...».
Aspectos que recoge mejor la técnica más tradicional, que utiliza como tarjeta de presentación y sello personal en su primera exposición de la Isla, después de que su obra haya sido exhibida en espacios de Alemania o Francia además de otras ciudades de España. Su forma de trabajo implica un proceso más pausado y analítico, calculando siempre cual es el mejor momento para disparar.
«Es una mentalidad muy diferente a la digital y la reivindico mucho, porque al final hoy día estamos creando una cantidad de imágenes innecesarias, que lo que generan es desinformación y poca emoción», explica Jaume, siempre centrada en «disparar con sentido y que la gente se emocione» a través de lo que recoge su cámara. Un proceso el analógico que resulta más caro pero también más ecológico, «porque lo que creamos digitalmente no se guarda en el aire, sino en bases de datos que generan una contaminación constante».
La fotógrafa se decanta por un trabajo «que puedes tocar con las manos» y también por los archivos físicos, que con el paso del tiempo cobran un mayor sentido. Todo para custodiar su pasión por la fotografía, que en su caso nació, desde bien pequeña, de «la observación y la curiosidad» con el ser humano y la naturaleza como principales objetivos.
«Reconèixer». En el Centre d’Art i Cultura Ca n’Ángel hasta el 12 de septiembre.
Periodista Ruben Atienza y te pregunto a quien le interesa ver fotos de esta isla tan lejana ???? Esto interesa mas alli que no aqui no te parece ??? Estas invitado a venir a mi acto del proximo viernes y asi veras fotografias dimensionales de la isla donde vivimos