Autoficha
Me llamo Ralf Freiheit, soy alemán y vivo en Menorca desde 1987. Vine a la Isla de vacaciones y me enamoré de ella. Entonces busqué un hueco y lo encontré en el turismo. Empecé a hacer de guía turístico para alemanes y pronto quise hacer mis propias propuestas, creando excursiones para descubrir la Menorca más auténtica. En 1994 empezamos, junto a mi pareja Jutta y otros dos socios, una iniciativa que llamamos "Xauxa Menorca". Desde entonces me he movido sobre todo entre ofertas de senderismo y excursiones variadas. Siempre he trabajado a través de touroperadores. Además soy autor de la guia "Menorca a poc a poc".
Ll. Pons Maó
¿Cómo estaba el turismo entonces, cuando usted llegó a la Isla?
Yo creo que como estaba planteado todo era muy superficial y sigue siéndolo aún.
El turista entonces tenía pocas posibilidades de conocer lo auténtico de Menorca, se le enseñaba Monte Toro, Cala Galdana, Fornells y poco más.
¿Por eso ideó las excursiones a la "Menorca escondida"?
Sí, en mis días libres organizaba excursiones con furgonetas en las que cabían 16 personas. Salíamos a recorrer lo más recóndito de la Isla, incluso improvisábamos. Fuimos por Sant Antoni de Ruma hasta Binimel·là; a pie por el Barranc d'Algendar hasta Es Torretó y a Torre Trencada, donde tomábamos un almuerzo. En esa época ya comprábamos queso en el Hort de Sant Patrici. La gente lo disfrutaba.
Entonces fue cuando nació Xauxa Menorca.
Sí, empezamos el proyecto en 1994 aunque la empresa se creó en 1996, hacíamos también excursiones visitando diferentes "llocs", saludábamos al payés y Juan Martí, nuestro socio de Café Balear, nos llevaba hasta allí comida típica de Menorca. Pero sobre todo durante unos años íbamos a S'Hort des Barrancó, donde trabajábamos con "l'amo" Miquel Morlà, de quien guardo entrañables recuerdos. En Es Barrancó les ofrecíamos a los turistas zumo de frutas y hacíamos juegos. Todos encantados, los niños disfrutaban mucho y para sorpresa de sus padres probaban la comida de aquí. Incluso los ingleses, que prefieren siempre su tipo de comida, disfrutaron con todas estas propuestas. En cinco años consecutivos nos dieron el premio The Golden Award for Excellence. Luego lo dejamos porque "l'amo" de Es Barrancó se jubiló; Jimmy, otro socio nuestro, se fue de la Isla por motivos sentimentales y, sobre todo, el mercado turístico empezó a sufrir cambios.
¿Qué hay que ofrecerle al turista?
La verdad es que yo no tengo mucha confianza en la evolución de la industria del turismo, y el todo incluido tampoco ayuda para nada. Creo que hay que ponerse más en el lugar del turista y conocer sus deseos, pensar en ofrecerle lo mismo que yo en su lugar me gustaría recibir. Puede ser tan fácil como esto. Las posibilidades son muchas pero hay que trabajar con una mentalidad abierta y sin tantas trabas como existen ahora.
¿Hay que trabajar otro modelo de turismo?
Creo que sería del todo conveniente. Aquí corremos el peligro de una sobre-reglamentación. En mi país, Alemania, campeona en burocracia, la oferta de alojamiento es realmente variada, si uno quiere puede dormir en un pajar por cinco euros, aquí esto es totalmente imposible. Pero por suerte entidades como la Fundació Destí han empezado a buscar una oferta y gestión de un modelo de turismo más auténtico, que es lo que merece esta Isla maravillosa.