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"Un gobierno de dos se parece a un matrimonio, un día va mejor que otro"

La alcaldesa de Ciutadella, Pilar Carbonero, analiza su primer año al frente del Ayuntamiento, una posición que asumió en un momento incómodo después de la dimisión de Llorenç Brondo

Carbonero. Valora positivamente los cambios introducidos en el Consistorio durante el último año - Myriam Traid

El próximo martes, Pilar Carbonero cumplirá el primer año como alcaldesa de Ciutadella, un cargo al que accedió tras la crisis institucional en la que se vio envuelta el Ayuntamiento gobernado por el Grupo Mixto, formación integrada por los concejales que se desvincularon del Partido Popular para romper el acuerdo de gobierno con UPCM. Ahora, tras doce meses en el cargo, Carbonero pasa balance a la gestión llevada a cabo por el tándem PSOE-PSM.

¿Cómo es el balance de su primer año como alcaldesa?
Hago un balance muy positivo, en el sentido de que la situación era inusual y que cogimos un gobierno en marcha, a mitad de legislatura, algo que tiene sus dificultades. Y a eso hay que añadirle las dificultades económicas herencia de una mala gestión y una crisis económica coyuntural en que los ingresos de la institución se han reducido mucho. Pero aun así se ha avanzado en muchas cuestiones. Había muchos temas en los que se prometía mucho y no se hacía nada, como es el caso del parking del OAR, que hacía años que se hablaba de él y no ha sido hasta ahora que no hemos avanzado en la modificación del Plan General y que hemos conseguido el convenio con el Obispado.

¿Y cómo es el balance a nivel económico?
Es nefasto, no puede ser positivo en ningún caso. Pero lo más importante es la ilusión y el compromiso con Ciutadella. Somos conscientes de que las dificultades son muchas pero tenemos claro nuestro compromiso y sabemos a dónde queremos llegar.

¿Su labor como alcaldesa es tal como imaginaba?
Sí, más o menos. Yo soy funcionaria de carrera y sabía como funciona la administración en cuanto a procedimientos, su estructura y sus relaciones con las demás administraciones. Lo que no podía saber es cómo funcionaba internamente el Ayuntamiento. Eso es mejorable, hay cosas que me han sorprendido más que otras, pero en general, no me ha sorprendido nada. Sabía que sería un barco difícil de aderezar, ya dijimos antes de tomar el mando que en dos años no podríamos arreglar lo que se ha estropeado durante los últimos seis ejercicios. Pero no por eso nos falta ilusión por trabajar.

¿Se han cumplido las expectativas que ustedes se crearon al formar gobierno?
Soy una persona muy exigente, y debo confesar que me habría gustado hacer más. Nunca estaré contenta, siempre quiero más. Pero yo creo que se ha hecho mucho trabajo. Quizá son cosas que no se aprecian desde fuera, pero todos los concejales hacen muchos esfuerzos para sacar adelante sus áreas. Por eso estoy muy agradecida a todo el equipo, que hace más de lo que puede.

¿Qué es lo que no se ha hecho y que le gustaría haber resuelto ya?
Me habría gustado ser más ágiles en temas como la revisión del Plan General. Es un documento muy importante para Ciutadella, es el futuro planeamiento urbano y creo que es necesario que sea consensuado. Incluso he querido consensuar el pliegue de condiciones para la redacción del plan. Luego, para el Teatre des Born ha habido retrasos porque hemos tenido que rehacer el proyecto, ya que el que había hecho era de 7,5 millones y era inasumible. También la sala multifuncional, y la gestión interna, para agilizar los trámites. Todas ésas son cuestiones lentas que me habría gustado resolver ya, y que son más complicadas de lo que uno inicialmente cree. Sin embargo, hay que decir que gracias al Plan E hemos podido llevar a cabo proyectos que estaban pendientes desde hacía tiempo.

¿Cómo están las relaciones con su socio de gobierno, el PSM? ¿Existen discrepancias con el PSOE?
El pacto funciona bien. Las dificultades siempre generan roces. Si tuviéramos dinero y más recursos no los habría e iría mejor. Es un cúmulo de problemas que a veces provoca discrepancias. Pero soy consciente de que se necesita diálogo y saber escuchar para llegar a consenso y a los objetivos comunes. Al final, un gobierno con dos partidos implica una convivencia diaria, un día va mejor que otro, es como un matrimonio. Pero la verdad es que no tengo ninguna queja.

¿Volvería a pactar con el PSM si ahora hubiera elecciones y fuera necesario para gobernar?
Claro, es el pacto natural.

¿Aun a pesar de esos roces?
Se trata de roces normales dentro de una convivencia. Cualquier otro pacto los generaría. De hecho, en Ciutadella hemos sido testigos de un buen ejemplo. Ya no nos acordamos, pero nosotros entramos en el gobierno por una crisis interna del Partido Popular, en que unos rompieron con los otros, unos quedaron dentro y otros se fueron del partido. Si dentro de una misma formación hay estos roces, también los puede haber entre dos distintas.

¿Cómo es la relación con UPCM?
Es una oposición responsable en mayúsculas. Que haya sido capaz de apoyar los presupuestos rompe con el estereotipo de que estar la oposición es ir en contra de las propuestas del equipo de gobierno. En política existen los objetivos políticos y los objetivos de interés general. Aquí sabemos lo que es tener una oposición que lo único que pretende es desgastar al gobierno cueste lo que cueste, y Joan Triay no persigue eso. Sería difícil encontrar lo mismo en otro partido.

Parece que la concejalía que más quejas suscita es Urbanismo. Las ha habido, por ejemplo, en relación a la gerencia. ¿Cómo responde a las críticas?
Venimos de una gestión urbanística que tenía sus sombras. Es de las áreas que genera más conflictos, en el sentido que afecta más directamente a las economías domésticas. Llevar la gerencia es complicado, y también es cierto que hemos intentado incorporar cambios en algunos departamentos para agilizar la gestión. Pero en cuanto a la labor de los funcionarios no se puede achacar nada, si se retrasa es por algún motivo técnico o de tramitaciones. Muchas veces las críticas son infundadas, y éste es el caso. Yo quiero total transparencia, y si me ha llegado algún rumor lo he expuesto. No estoy comprometida con nadie, ni con ciudadanos ni con ninguna persona al servicio del Ayuntamiento.

¿Se ha conseguido mejorar el funcionamiento de la concejalía desde que usted está al cargo?
En materia de licencias Ciutadella no es de los que se demore en concederlas. En cuanto a cuestiones de gerencia y de objetivos está claro que se ha dado un giro absoluto. Ejemplo de ello es la modificación del Plan General, el desarrollo del sector B-5, de la unidad de actuación 1 y la 44 de Dalt sa Quintana que estaban paradas. Es prioritario desarrollar todas las unidades de actuación de la ciudad por encima de cualquier otro tema. No entiendo por qué estaba paralizado el B-5 con todo lo que allí se construye, el dique, o más adelante la estación portuaria. No tenía sentido. Por eso, en gestión se ha dado un giro de 180 grados.

Uno de los temas de los que no se oye hablar es la legalización de los núcleos de hortals. ¿En qué fase se encuentran?
No está paralizado para nada. Al llegar encontramos hecho un estudio de la situación actual de S'Hort des Fasser. El problema de este núcleo, a parte de tener muchas parcelas, es que muchas de ellas están fuera de los parámetros que marca el Plan Territorial Insular. Eso crea una complicación. Por eso, y sin dejar de lado S'Hort des Fasser, hemos buscado otro núcleo que sea más pequeño para que sirva de base, que tenga predisposición de los vecinos y que reúna los requisitos del PTI. Así hemos optado por Son Aiet. Incluso ya tenemos un presupuesto para poder colaborar porque somos conscientes de que si no hay un impulso desde la administración, difícilmente saldrán adelante los planes especiales. La idea es crear un convenio con la asociación de vecinos para poner las bases para redactar el plan especial que delimitará los parámetros, para ver qué condiciones debe cumplir. Me refiero a temas como el ancho de los viales, asfaltados o sin asfaltar, de si deben o no tener aceras, iluminación, arbolado...

¿Y qué hay en relación a la pista voltadora y el matadero insular?
La voltadora está pendiente de que el Govern declare la urgente ocupación de los terrenos, que se ha solicitado hace unos meses. Y el matadero también. Son dos cuestiones lentas, con burocracia, porque la administración va lenta, pero están avanzando.

Son proyectos que ustedes reclamaban insistentemente estando en la oposición, pero ahora en el gobierno avanzan lentamente...

El problema de la voltadora es que, hace cuatro años, antes de las elecciones, el PP lo vendió como un proyecto inminente. Vino Jaume Matas, porque se hizo una presentación a lo grande en el Saló Gòtic. Poner sobre la mesa esa idea creó unas expectativas enormes, pero ni siquiera tenían los terrenos para construir las instalaciones. Nos tomaron el pelo. No se puede vender un proyecto sin tener la titularidad del solar.

¿De qué se siente más orgullosa?
Puedo estar orgullosa del convenio para el OAR o de muchas otras cosas, pero la máxima satisfacción está en el día a día, en aquellas pequeñas cosas que no son grandes proyectos pero que se resuelven. Es una satisfacción conocer a los ciudadanos, que me paran por la calle para explicar problemas que hay en la ciudad.

Estamos al servicio de las personas, y siempre dentro de la legalidad, intentamos resolver todo lo que afecta a nuestros vecinos. Porque el objetivo común es el interés general.

¿Encabezará la lista del PSOE para las elecciones de 2011?
Diré lo que se suele decir en estos casos. Estoy a disposición de lo que me pida el partido (ríe).

¿Pero hay ánimos para continuar?
Sí, por supuesto, pero no es cuestión de ánimo. Cuando uno se mete en política es porque está cansado de quejarse y se implica directamente. Supone un pacto familiar, porque cambian muchas cosas en casa, y aún más cuando se pasa de la oposición al gobierno. Yo no he venido para hacer ningún gran proyecto, yo he venido a cambiar el tipo de gestión, los valores en la gestión. Porque desde la oposición, o incluso como ciudadana, me molestaba que los valores no fueran los adecuados. Me han educado con unos valores, de tolerancia cero en temas de corrupción, de que estamos gestionando el dinero de todos, el que sale del esfuerzo de todos los ciutadellencs. Esto obliga a la máxima rigurosidad y al máximo respeto. Es cierto que nunca lo harás bien para todos y que unos pedirán una acera donde otros quieren una farola. Pero no se puede consentir que se malgaste el dinero de todos. Y menos, que vaya a parar a manos privadas. Eso es lo que me molestó y lo que hizo que me implicara en política, para que los valores sean los que deben ser, los de transparencia, interés general y gestión responsable.

¿Cuando fue presentada como número 2 en las listas del PSOE, pensaba que hoy llevaría un año como alcaldesa?
No, si me lo cuentan no me lo creo. Tenía la ilusión de ganar las elecciones y formar gobierno, pero nada más. Era inimaginable que pasaría lo que pasó en Ciutadella.

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