El nombre y la trayectoria militar del británico Cuthbert Collingwood se ha convertido en parte relevante de la historia isleña. Sin duda, eran pocos los menorquines que conocían el talento, la estrategia y la pasión de este almirante que dejó su sello y su emblema en Menorca. Pero gracias a los numerosos actos de conmemoración del bicentenario de su muerte, organizados por la Asociación Menorca Britannia, residentes y visitantes han podido degustar un plato sabroso de historia, tradición y sobre todo cercanía con el mundo naval militar británico. Así lo corroboraron las cientos de personas que acudieron ayer al puerto de Maó a ver una pizca de tradición isleña ecuestre sazonada con protocolo marinero y aderezada con una visita a la fragata de la Royal Navy, HMS Monmouth.
Equimar fue el centro ecuestre encargado de endulzar una jornada de honores con un espectáculo de doma menorquina. De repente, unos pasos firmes que procedían de la fragata y que avanzaban rítmicamente y al unísono se personaron bajo la carpa ubicada ante el navío para custodiar, con semblante hierático, el busto del almirante Collingwood que en unos minutos iba a ser presentado. Hubo unas palabras de agradecimiento del presidente del colectivo organizador, Joan Torres, haciendo especial mención a la presencia del HMS Monmouth por tan sentido homenaje. Pero sin duda las palabras que resonaron fuerte entre las cerca de 500 personas fueron las del agregado militar de la Armada Británica en España, el capitán Price. Hizo extensible a los allí presentes el placer de honorar a un almirante que "a pesar de luchar contra los españoles en Trafalgar fue reconocido por el trato humano hacia los españoles heridos, un ejemplo a seguir tras una batalla". Resaltó que Menorca figura en la historia británica y por ello la próxima siembra de tres robles ingleses para agradecer a Menorca la amistad entre España e Inglaterra.
Pero un grato detalle del capitán Price fue el atrevimiento de pronunciar algunas palabras en catalán. De madre natural de Sóller aseguró que nunca había estado en Menorca aunque "no será la última vez".
El busto ha sido elaborado en bronce por la artesana en arte escultórico Helen Ridehalgh y será trasladado a la Illa del Rei, a un punto estratégico para que los dos emblemas en honor a Collingwood -escultura y residencia- se den la cara y se custodien mutuamente. Según informó Joan Torres, la escultura ha supuesto un gasto de 6.500 euros que se ha costeado a través de patrocinadores. Aun así, Torres asegura que "aún no contamos con el cien por cien de su coste". Añadió que se prevé elaborar una réplica del busto de Collingwood para enviarla a Morpeth, lugar de donde era el almirante.
La jornada de aniversario se vio envuelta por una serpiente kilométrica de curiosos que querían ver en directo lanzamisiles, metralletas, cañones y un helicóptero militar, repartidos en 133 metros de eslora. Sin duda, el HMS Monmouth con su armamento y su tripulación fue la gran atracción del día.
La fiesta continuó con la actuación folklórica a cargo de Es Rebost y finalizó con una representación teatral a cargo de Charity Players. La escena se ubicó en el viaje de regreso a casa del almirante Collingwood, en concreto, tras su fallecimiento a bordo del Ville de Paris, en que dos tripulantes comentaron y narraron recuerdos, sentimientos y emociones de la vida de su superior.
El navío de la Royal Navy zarpará de nuevo mañana a las 10 horas. La Asociación Menorca Britannia informa que quienes deseen despedir el buque podrán desplazarse hasta la Illa del Rei desde el Moll de l'Hospital, en la calle Fontanillas, de Es Castell entre las 9.15 y las 9.30 horas.
El navío HMS Monmouth cuenta con una tripulación de 200 personas (aunque a Menorca solamente se han desplazado 173). Antes de recalar en la Isla intervino en una acción contra los piratas del Mar Rojo. Su labor se centra en seguridad, salvamento y estrategia defensiva.