Empezó en el Instituto Jane Goodall en 2007 como voluntario. Trabajó codo con codo con la doctora en Etología que da nombre al instituto traduciendo sus mensajes en las giras realizadas por España y actualmente es director ejecutivo del Instituto Jane Goodall en España. El antropólogo y primatólogo Federico Bogdanowicz se había quedado prendado de la labor desarrollada por la prestigiosa científica cuando era muy joven pero conocerla fue sin duda el colofón final para que su admiración no tuviera límites. Así lo relataba ayer en Es Mercadal en el marco de la conferencia que pronunció sobre Goodall y los chimpancés salvajes.
Su pasión por el mundo de los chimpancés y su gran conocimiento sobre los ecosistemas africanos consiguieron que jóvenes y adultos se le acercaran ayer para saber más sobre estos primates con los que tenemos tanto en común. Bogdanowicz presentó al público decenas de chimpancés, todos ellos con nombre de pila, para explicar su forma de vida, su inteligencia, su crecimiento, sus tradiciones y su amor por Jane Goodall. Aunque lo que cautivó a su público fue cuando, a partir de una comparación a modo de imágenes, demostró que si el humano conoce la amistad, la desesperación, la colaboración, la limpieza, el acicalo, la risa, el jugueteo infantil, la avaricia y el dolor, los chimpancés también.
El constante trabajo desarrollado por Jane Goodall en el continente africano dedicando su vida a la defensa de los primates ha conseguido mover fronteras en investigación, conservación y educación ambiental. ¿Cuáles han sido los ingredientes del éxito?
El carisma y la autoridad que le da su experiencia y su coherencia en los mensajes que lanza, su gran conocimiento en torno a los ecosistemas africanos, en torno a los primates y su gran creencia en la huella ecológica. Hay una frase que dice que no hemos heredado el planeta de nuestros padres sino que lo hemos pedido prestado a nuestros hijos. Jane Goodall cree que cuando algo se pide prestado es para ser devuelto en las mismas condiciones, por ello, asegura que no se ha tomado prestado sino que se ha robado y esto hay que cambiarlo. Jane Goodall siempre anuncia que sólo podrá jubilarse cuando el mundo esté a salvo. Y de allí su impulso por viajar 300 días al año.
Tras cincuenta años de investigación, conservación y educación, ¿qué avances han sido trascendentales para el conocimiento de la especie?
Cincuenta años no sólo nos han permitido conocer de forma única a los chimpancés salvajes después de que Jane fuera aceptada por el grupo de primates de Gombe sino que además nos ha permitido conocer muchísimo más sobre nosotros mismos, profundizar más sobre la evolución y sobre el rol de la naturaleza. La constancia de Jane Goodall consiguió que el chimpancé David Greybeard le llegara a coger la mano, símbolo de amistad y de aceptación en el grupo.
¿Y qué os han enseñado los chimpancés?
A ser más humildes, a pensar en nuestra huella ecológica y a tener vergüenza de nosotros mismos como especie por todo lo que les hemos hecho, cuando el 98 por ciento de los genomas son idénticos.
El Instituto Jane Goodall pone en marcha "Movilízate por la selva" una campaña de reciclaje de móviles para proteger los ecosistemas africanos. En el Congo sufren la explotación del coltan además de ser víctimas de la minería ilegal cuando en países desarrollados el móvil se ha convertido en objeto imprescindible. ¿Cuál es la situación que se sufre en África?
Sólo decir que por cada quilo de coltan mueren en las minas uno o dos niños. El coltan y otros recursos minerales ya han llevado a la muerte a cinco millones de personas. Y yo suelo decir que el culpable no son sólo las multinacionales sino que somos la sociedad que hemos hecho disparar la producción de móviles, consolas o ordenadores, entre otros y hemos hecho crecer su valor en el mercado.