En la mesa de una farmacia se halla un cartel que dice lo siguiente: "Llevamos tres meses sin cobrar los medicamentos que ustedes solicitan de la Seguridad Social. Posiblemente no cobremos hasta finales de año. El esfuerzo económico y laboral para las farmacias es enorme. Por todo ello es posible que existan faltas de medicación, rogamos acepten las soluciones que ofrecemos. Gracias". Es una muestra de la situación crítica por la que pasan las farmacias menorquinas por los impagos del Govern balear, y que pronto podría empezar a tener sus repercusiones en los ciudadanos de a pie.
Las farmacias advierten de que si la situación no cambia y la deuda sigue aumentando, podrían empezar a escasear los medicamentos más caros.
La explicación es sencilla. Las farmacias cuentan con dos tipos de ingresos: el dinero que pagan los usuarios por los medicamentos, y lo que les ingresa el Govern balear en concepto de medicinas subvencionadas (las que están subvencionadas por la Seguridad Social, y de las que el usuario final solamente paga una parte).
La segunda vía de ingresos está paralizada desde el mes de mayo, lo que ha implicado que las farmacias deban adelantar muchos de los gastos que no cobran del Govern. Por lo tanto, la lógica empresarial apunta a la reducción de los gastos para subsistir, lo que a su vez implica que si se tiene que prescindir de algún género, se opte por el más caro, puesto que las farmacias tienen que pagar el coste total del medicamento a quien se los vende (los laboratorios), pero en cambio se arriesgan a solamente percibir como ingresos la parte que paga el usuario final, pero no la que abona el Govern balear.
De momento, no obstante, no hay falta de medicamentos, según confirma el delegado del Colegio de Farmacéuticos en Menorca, Javier García, y el gerente de la Cooperativa Farmacéutica de Menorca (COFARME), Guillem Pons. Esto es así porque tanto las farmacias como la propia cooperativa han solicitado créditos bancarios para paliar la falta de ingresos. A día de hoy, el Govern balear adeuda unos cuatro millones de euros a las farmacias menorquinas, y si éstas no cobran, tampoco lo hace COFARME.
Desde la cooperativa se solicitó a los laboratorios que suministran los medicamentos más tiempo para poderles pagar, petición que fue rechazada de pleno por parte de las farmacéuticas, argumentando que ellas también sufren los impagos por parte de las administraciones públicas. "Hacemos lo que podemos, comprando solamente lo que necesitamos y trabajando para que retrasar lo máximo posible un hipotético desabastecimiento", comenta Pons.
Los farmacéuticos, de momento, esperan, pero han marcado en el calendario una fecha en color rojo: principios de septiembre. Para entonces, tendrá lugar una asamblea extraordinaria, en la que Javier García avanza que "si no han cambiado las cosas, seguramente se acordará adoptar medidas de presión", unas medidas que por ahora se han aparcado.
García explica esta última decisión por el hecho de que el Govern balear es relativamente nuevo y también "porque somos conscientes de la responsabilidad que tenemos con el ciudadano". Por ahora, los responsables de las farmacias esperan que a finales de este mes el Govern cumpla su promesa y les entregue una hoja de ruta en la que les explique cómo se saldará la deuda.
La venta de medicamentos a los turistas, un pequeño alivio
En un panorama muy complicado para las farmacias, la temporada alta turística les supone un pequeño balón de oxígeno. Así lo admite Javier García Veiga, quien explica que durante estas semanas aumenta de manera notable la venta de los conocidos como medicamentos libres, es decir, aquellos que no están subvencionados por la Seguridad Social.
En estas ventas, las farmacias se aseguran que perciben el precio total del medicamento, y no tienen que esperar a que las administraciones públicas les paguen nada. Se trata sobre todo de artículos de parafarmacia, cremas solares, alimentación infantil o de los medicamentos más corrientes, como el paracetamol o el ibuprofeno, entre otros.
No obstante, no es oro todo lo que reluce en la influencia del turismo en las farmacias menorquinas. Así, Javier García también explica que entre los turistas que recalan en Menorca figuran algunos que llegan a la Isla con la necesidad de tomar medicamentos recetados en su comunidad autónoma de origen.
En estos casos, siempre que los medicamentos estén pautados mediante una receta de papel, las clásicas, la farmacia cobra del cliente solamente la parte no subvencionada por la Seguridad Social. El resto lo deberá abonar de nuevo el Govern balear, es decir, aumentando la deuda que ya tiene contraída con las oficinas farmacéuticas.