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Gent de casa

"Muchos pacientes buscan una alternativa a la farmacología"

Antonio Cañellas Ruesga. Fisioterapeuta y podólogo

| Maó |

Autoficha
Me llamo Antonio Cañellas Ruesga, nací en Palma, vivo en Es Castell y tengo 28 años. Soy fisioterapeuta y podólogo. Cuando tengo tiempo libre me encanta practicar submarinismo, viajar y escuchar música.

¿Qué le llevó a decantarse por los estudios de Fisioterapia?
Toda mi vida he estado ligado al ámbito sanitario por mi familia, tanto mi abuelo, mis tíos y, especialmente, mi padre. Todos son médicos de diferentes especialidades pero a mí me atraía el aparato locomotor, que además engloba diferentes áreas, desde la anatomía a la neurología, entre otras. Por eso decidí estudiar Fisioterapia en la Universidad Internacional de Cataluña, y también realicé un master en Osteopatía en Barcelona e Inglaterra.

Sin embargo, quiso seguir formándose y escogió Podología.
Sí. Entré en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona y también hice un master en Odonto-podoposturología en la misma universidad y en otro centro de París. Actualmente realizo cursos de doctorado y otro master en Cirugía Podológica, donde presentaré mi tesis doctoral.

¿Cuál ha sido su trayectoria profesional?
Trabajé en el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona y en el Hospital Universitario de Bellvitge. Estos dos últimos años estuve en Palma, donde inicié un proyecto con la Clínica USP-Palmaplanas. Además, formo parte del equipo sanitario de la Federación Balear de Fútbol en la categoría juvenil y cadete. Actualmente, trabajo para el IB-Salut en Menorca.

¿Cuáles son los principales motivos de consulta?
En Fisioterapia, los problemas más frecuentes suelen ser los de espalda, que son más comunes de lo que nos imaginamos. Aparecen debido a las malas posturas en el ámbito laboral, la mala preparación física, una dieta inadecuada o un mal apoyo con los pies. En cuanto a las consultas de Podología, lo más frecuente suelen ser pacientes con uñas encarnadas o juanetes que no caben en el calzado. En ambos casos, la mayoría de pacientes buscan una alternativa a la farmacología.

¿Le han ocurrido anécdotas en estos años de trabajo?
Muchas. Lo más habitual es que confundan mi voz con la de mi padre. También, al ser podólogo, hay gente que aprovecha y me enseña los pies en cualquier lugar, incluso en plena cena.

¿Cuáles son sus proyectos de futuro?
Depende de la situación laboral pero una de las opciones que contemplo es lograr una beca para ir a la New York College of Podiatric Medicine, en Estados Unidos. Por lo demás, también me encantaría conocer nuevos rincones para la práctica del submarinismo en otras partes del mundo.

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