De madre menorquina y padre egipcio, Aron Jiménez (Es Castell, 1982) pasó los primeros años de su vida en alta mar hasta que su familia se instaló de nuevo en Menorca. Aron volvió así de nuevo a Es Castell, donde residió hasta los 13 años.
Fue entonces cuando sus padres decidieron emigrar a Egipto. La familia volvió de nuevo a Menorca un año después, pero no tardaron en regresar a Alejandría, donde el menorquín vivió durante nueve años. Allí estudió Hostelería y Turismo y trabajó durante algunos años en las zonas turísticas de Hurghada y Sharm El-Sheij. Posteriormente se instaló en Dubai durante un par de años, para regresar después a Menorca.
En la Isla trabajó como recepcionista y jefe de animación en diversos hoteles y como disc jockey en algunos pubs y discotecas, hasta que en octubre de 2010 se trasladó a Birmingham, donde vive actualmente junto a su pareja.
¿Cómo se conocieron sus padres?
Mi padre era capitán de barco y, más o menos en 1979, recaló en Menorca. Una noche decidió salir y acabó en el bar Cal Dimoni de Maó, donde trabajaba mi madre como camarera. Yo nací en Es Castell y, durante tres años, viví con mi abuela en Es Castell. Después me fui con mis padres, que vivían en el barco carguero de mi padre.
¿Guarda recuerdos de aquella época en alta mar?
Recuerdo algunas cosas, como a uno de los tripulantes, Charlie, era de origen inglés y tenía su habitación repleta de pósters de Madonna. La primera ciudad en la que estuvimos fue Londres, después fuimos a Alemania, Francia, Grecia, Rumania, Italia Bélgica y Holanda.
¿Cuando volvieron a Menorca?
En 1987. Nos instalamos en Es Castell y yo comencé a ir a la escuela Ángel Ruiz i Pablo. Mi madre trabajaba en la recepción del hotel Milanos Pingüinos de Son Bou y mi padre, que en aquella época era de los pocos extranjeros que vivían en Menorca, tuvo dificultades para encontrar trabajo, tanto por su propia profesión como por el hecho de ser extranjero. Recuerdo con mucho cariño las tardes jugando a las canicas o con los patinetes en la Explanada de Es Castell. La verdad es que me da pena verla ahora, ¡ha cambiado tanto! Me acuerdo de mis amigos Juan, que ahora tiene una tienda de pinturas, y Antonio, que ha montado su propia empresa de construcción. También recuerdo los días que íbamos a pescar a Cala Padera. Estuve en Menorca hasta los trece años.
¿ A dónde fueron después?
Nos instalamos en Alejandría. Sólo estuvimos allí un año, pero fue el peor de mi vida. Echaba mucho de menos a mis amigos y mi tierra, allí me sentía como un extranjero. No sabía hablar árabe y en el colegio no me enteraba de nada y el resto de compañeros se metía conmigo. ¡Me sentía como un extraterrestre!
¿Se quedaron en Menorca definitivamente?
No, al cabo de poco tiempo volvimos a Alejandría de nuevo, aunque esta segunda vez ya fue diferente. No obstante, aprender bien el árabe me llevó cuatro o cinco años. Los primeros años fueron difíciles, pero con el tiempo uno se adapta a todas las situaciones.
Me aficioné al judo y llegué a ser campeón del mundo de mi categoría en 1999. Mi hermana Fatia, que es tres años menor que yo, no tuvo tantos problemas de adaptación al ser más pequeña. Ahora ella trabaja como guía turística y traductora en la Biblioteca de Alejandría. También tengo otra hermana que nació en Egipto y que ahora tiene 19 años. Finalmente, yo estudié en la Academia de Hostelería y Turismo de Alejandría.
¿Compaginaba los estudios con el trabajo?
Sí. Aprovechaba la temporada de verano para trabajar en hoteles y discotecas. El primer año estuve de recepcionista en un establecimiento de la cadena hotelera Marriot de Hurghada, una importante población turística de Egipto situada en la costa del Mar Rojo. La mayoría de los turistas de la zona son rusos y alemanes. Yo estaba hospedado en el mismo hotel y, además, me sacaba un sobresueldo trabajando para la empresa Planet Tours como guía de españoles y pinchando en las discotecas Ministry of Sound, Calipso, Hed Kandi y Papa's Beach, que está ubicada en la playa. Otra temporada estuve trabajando en Sharm el-Sheij, una ciudad situada en el otro lado del Mar Rojo, donde los turistas son mayoritariamente italianos, ingleses y también rusos. En otra ocasión estuve trabajando de guía turístico para algunas agencias y por la noche de disc jockey en varias discotecas de Sharm el-Sheij, entre ellas el Hard Rock. Finalmente me ofrecieron un trabajo de animador.
¿Dónde?
Empecé en Hurghada, pero después volví a Sharm el-Sheij. Sin embargo, me ofrecieron un trabajo en Dubai y acepté.
¿Cuánto tiempo estuvo allí?
Dos años, entre 2004 y 2006. La verdad es que la experiencia allí fue muy positiva. Pinchaba en la discoteca del hotel Jumeirah Beach y la famosa Hard Rock durante los fines de semana.
¿Qué tipo de música pinchaba?
La que me pedían los clientes. A mi siempre me ha gustado mucho la música, mi madre siempre ha sido una gran fan de la música y tenía muchos vinilos en casa. Por ello, desde pequeño escuchaba su música. A la hora de pinchar hay que saber qué quieren los clientes y dárselo. A un grupo de personas de 70 años no les vas a poner música house, por ejemplo. Lo más importante para un dj es que la gente disfrute y, para ello, tienes que conocer muchos tipos de música diferentes y tener buen gusto musical. Eso es un don, naces con él. ¡No lo encuentras ni lo puedes comprar! Como todos, yo tengo preferencias como la música con ritmos vocales funkys, la música dance techno house y la música comercial y, por supuesto, todos los remembers de los años 80 y 90.
Después de tantos años fuera de la Isla, decidió volver...
Sí. Después de estar en Dubai regresé a Menorca. Quería volver a mi tierra y probar suerte. Mi tía me consiguió un trabajo de recepcionista en el hotel Hamilton de Es Castell y, durante aquella época, también trabajé de ayudante de recepción en el hotel Agamenón y pinchaba por las noches en algunos pubs del puerto, como el Aura y el Onda, y también para la fiesta Latina de la Cova d'en Xoroi. Sin embargo, yo había vuelto a la Isla con la intención de trabajar de animador. La oportunidad me llegó gracias al director del hotel, Frank Emmerick. Me dijo que necesitaba un animador para los grupos de turistas ingleses de la tercera edad. De este modo, a finales de verano de 2006 empecé a trabajar durante media jornada como animador y, a partir de octubre, ya me dediqué únicamente a organizar actividades durante el día como petanca, dardos o ping pong, y durante la noche espectáculos variados, bingos y música en vivo.
¿Cuánto tiempo trabajó allí?
Tres años. La verdad es que me gustaba mucho mi trabajo y, cuando se me acabó el contrato, Emmerick pasó a dirigir el hotel San Luis de S'Algar. Me ofreció un puesto de animador en el hotel y acepté ¡Trabajar allí fue un sueño!
¿Dónde se alojó durante su estancia en Menorca?
Durante los dos primeros años es tuve en casa de mi abuela. ¡Fue un lujo porque mi abuela cocina fabulosamente! Sin embargo, yo siempre he sido muy independiente y cuando empecé a trabajar en el hotel San Luís me alojé allí.
¿Por qué se marchó de Menorca de nuevo?
Conla crisis, me quedé sin trabajo a finales de 2010, al finalizar la temporada. Fue entonces cuando me instalé en Birmingham.
¿Qué le llevó hasta allí?
Mi novia vive allí. Nos conocimos en Menorca el primer año que estuve trabajando en el hotel San Luís. Ella estaba de vacaciones y, al volver a Inglaterra, mantuvimos la relación a distancia durante dos años. Por ello, al quedarme sin trabajo, opté por irme con ella.
¿Dónde viven?
Vivimos en una casa que les alquilamos a sus padres en un gran terreno. Aquí tengo mi propio garaje, donde durante la semana me dedico a restaurar motocicletas, que es una de mis principales aficiones.
¿Qué hace exactamente?
Durante el invierno compro motos antiguas en mal estado a través de internet y las restauro. Desmonto todas las piezas y las vuelvo a montar, arreglando y cambiando todo aquello que está en mal estado. Por otro lado, los fines de semana pincho en varias discotecas de Birmingham. De momento, soy el dj residente de la famosa discoteca Oceana y también hago bolos en otros pubs de los alrededores de la ciudad. ¡Así me gano la vida! En este sentido, hay que destacar que el ambiente nocturno inglés es muy diferente al mediterráneo.
¿En qué sentido?
A los ingleses les gusta ir muy arreglados y elegantes a las discotecas, incluso con traje y corbata. ¡Cómo si cada fin de semana celebraran la fiesta de fin de año! Por tanto, el pincha discos no puede ir con gorra, bermudas o camiseta de tirantes, también tiene que ir arreglado. Además, Oceana Club es un discoteca de lujo.
¿Se encuentra a gusto en Birmingham?
Estoy bien, aunque no puedo negar que me gustaría más estar en Menorca. Sin embargo, es difícil encontrar trabajo y, por mi profesión, sólo puedo trabajar durante los meses de temporada alta. Por otro lado, no hay suficiente mercado para ejercer de disc jockey en la Isla. Mi sueño siempre ha sido volver a Menorca, donde me gustaría montar mi propio negocio. Mi novia estaría encantada de venir conmigo. !Le encanta la Isla!
¿No le atrae la posibilidad de volver a Egipto?
En Egipto está mi madre y me gustaría estar más cerca de ella. ¡Uno sin familia no es nadie! Mi madre siempre me ha apoyado en todo, es muy positiva y me ha animado mucho en los momentos bajos. Mi padre, por su parte, tiene ahora su propia empresa, se dedica a la venta de algodón en Grecia, Alemania e Italia. De momento, voy cada año a Alejandría y estoy con mi familia durante tres o cuatro meses. Normalmente, viajo en invierno porque en verano el calor es insoportable. ¡Puedes freír un huevo en el suelo! Se llega a entre 35 y 45 grados y hace mucha humedad, como en Menorca.
¿Sigue añorando la Isla?
Sí, echo de menos poder mirar el mar, que me tranquiliza mucho. También añoro a mi familia y la buena comida. Además, la vida nocturna de la Isla me gusta mucho y, siempre que vengo de vacaciones a la Isla, aprovecho para hacer algún bolo durante las fiestas. El verano pasado, por ejemplo, pinché en el bar de la Asociación de Vecinos de Llucmaçanes durante las fiestas de Sant Gaietà y durante los fines de semana en Komodo Chill Out.
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