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"Con todo el cariño que recibo, me siento un caballo especial"

Me llamo Fer Quebranto, tengo cuatro años y pertenezco a la Yeguada Linares Ortiz, donde me preparo para competir en grandes campeonatos

| Maó |

Soy un caballo y mi nombre es Fer Quebranto. Ahora pertenezco a la Yeguada Linares Ortiz, pero nací en la yeguada Ferrero de Mallorca un soleado 8 de marzo del 2008. Soy hijo de dos grandes ejemplares, Pimienta y Mañoso, una bonita pareja que me ha regalado sus mejores genes. Mis padres son dos caballos conocidos por todo el territorio español porque, al igual que muchos de mis hermanos, destacan en concursos en los que yo participo. Como podéis comprobar me siento orgulloso de mis orígenes porque pertenezco a una familia de luchadores con grandes recompensas.

Soy un caballo algo tímido, me cuesta coger confianza. Aun hoy haciendo esta entrevista recuerdo el día que llegué a mi nueva casa de Menorca, no estaba nada receptivo, cuando querían acercarse un poco, la desconfianza que estaba dentro de mí hacía que me alejara de ellos. A pesar de todo me recibieron con una gran bienvenida, todos me estaban esperando con la máxima ilusión. Hoy me siento muy contento de encontrarme entre mis cuidadores, cariño no me falta y en estos tres años hemos compartido grandes momentos.

Con todo, recibo muchos cuidados y gracias a ellos luzco tan buen aspecto y una capa brillante como la que más. Mucho le debo a mi gran compañero, Manel Linares, que se aplica durante muchas horas en mi cuidado. Él me cuida a mí y yo también le cuido a él.

Este es un año especial porque participo en muchos campeonatos, por ello imagino que me habéis convocado para esta entrevista. Hace unos meses he estado compitiendo en varios eventos como en el C.A.V.A. de Girona donde obtuve un tercer y segundo puestos en Doma Clásica. Luego viajé a Zaragoza para competir en Equzar quedando entre los diez mejores españoles. Como ya conocéis los menorquines, obtuve, con considerable esfuerzo, el título campeón de raza absoluto del primer concurso PRE de Menorca.

Siempre recordaré el momento después que me otorgaran el título, cómo me movía, como si estuviera flotando en una nube, fue muy especial.

Mi última meta de esta temporada será conseguir buenos resultados en la final del campeonato de España SICAB, ya que es un concurso muy importante y con muy buenos rivales. Me voy el próximo día 17, ya os contaré.

¿Qué se siente al competir con los mejores?
Me siento muy orgulloso. Es una satisfacción para mí poder competir con los grandes, aunque puedo decir que a la vez siento un poco de miedo, del que intento sacar las fuerzas para dar lo mejor de mí en pista.

¿Cómo lleva el tema de la fama? ¿Le agobia la prensa con tantas entrevistas y fotos?
Me he creado una fama con mérito. Ya que he llegado donde estoy con mucho esfuerzo. Las entrevistas debo decir que no son mi fuerte, pero acompañado de los míos digamos que las salvo. Como sabéis soy algo tímido y me cuesta expresar mis sentimientos, luego en los concursos si soy abierto y accesible.

¿Cuál es el secreto de su belleza?
El secreto no deja de ser un secreto... Pero debo decir que es importante tener una buena alimentación y hacer mucho deporte físico. Tampoco pasan desapercibidos mis buenos genes como ha demostrado toda mi familia.

Su pelo tan brillante, crines y cola están muy bien peinados. ¿Qué cuidados recibe?
El cariño de todos los que me rodean es sin duda el principal cuidado. También ayudan los sprays que hacen que mi pelo este suave y se pueda peinar mejor, un buen cepillado… Todo el arnés y los adornos, vendas en las patas, que me ponen son preciosos. Y esa manta, a la que tanto me costó acostumbrarme, pero que ahora agradezco tanto en los días fríos de invierno. Con todo la verdad es que a veces me siento realmente especial.

¿Siendo tan bello, las yeguas le acosan mucho?
Bueno algo… Sobre todo cuando estoy trabajando en pista, sudando y haciendo deporte, ellas desde el otro lado de la pared me miran y de vez en cuando ¡me tiran algún que otro piropo!. Pero qué se le va hacer cuando uno es bello le ocurren cosas así, (ríe).

Confiese a este periódico, ¿está enamorado de alguna?
Ahora mismo, sinceramente no. No tengo mucho tiempo para estar pensando en mujeres. De momento he de concentrarme en mis concursos. Aunque confieso que algún día me encantaría enamorarme. ¡Y no será por falta de pretendientas!, porque alguna que otra se ha interesado recientemente.

¿Tiene muchos hijos?, ¿les da algún consejo?
Algún día tendré descendencia, y mi objetivo es que mis hijos dejen un sello dentro de la raza, siendo caballos raciales, bellos, nobles y funcionales. El consejo que les daría es que luchen por destacar, por conseguir metas, todo es posible a base de trabajo y esfuerzo, luego todo tiene su recompensa.

Como caballo de competición su vida debe de ser muy disciplinada. ¿Qué caprichos se permite?
La verdad es que sí, llevo una vida disciplinada, una buena dieta entrenamientos… Pero de vez en cuando algún capricho me cae. Por ejemplo cuando juego con mi gran amigo Manel y me da esos terroncitos de azúcar, me vuelvo entonces el más goloso. También me gusta viajar en un bonito camión con todas las comodidades posibles.

Esta temporada está siendo especialmente intensa, y puede que dura para usted, ¿Qué es lo que más difícil le resulta?
Compagino dos modalidades diferentes, Doma Clásica y concursos morfológicos. Son diferentes maneras de trabajar y, aunque con esfuerzo, se puede decir que lo llevo bastante bien, hasta ahora los resultados están siendo favorables. .

¿Lo más duro, qué es?
Lo que me resulta más duro es el gran trayecto que tenemos que realizar en cada concurso, ya que no tenemos otra opción que coger el transporte marítimo, y tener que estar tantos días lejos de casa puede llegar a ser cansado.

¿Y lo que más le divierte, qué es?
Mis días de descanso, cuando me sueltan en el prado y me harto de correr de arriba para abajo. Un día a la semana me lo suelo permitir y lo agradezco enormemente.

Si pudiera escaparse, ¿qué se llevaría a una isla desierta?
No me escaparía porque me siento genial con los míos, de verdad. Y si estuviera en una isla desierta me encantaría tener conmigo a mi compañero, amigo y dueño, juntos cabalgaríamos por prados, montañas y playas y con la mayor compenetración, que compartimos hace tiempo, conseguiríamos hacer nuestros sueños realidad.

Fer Quebranto es uno de tantos caballos que reina en una Isla que lo ensalza como símbolo de su identidad. Campeón por méritos propios y de sus cuidadores, este caballo es también un ejemplo de los logros que el ser humano ha conseguido a lomos de uno de sus grandes compañeros, el caballo.

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