¿Deben permitirse los chiringuitos en las playas vírgenes de Menorca? La pregunta es de esas que recurrentemente aparecen en los debates sobre las necesidades de la Isla, y ahora se ha vuelto a poner sobre la mesa, aunque con una diferencia.
El Ayuntamiento de Ciutadella está claramente dispuesto a responder que sí a la pregunta de marras, y hacerlo por la vía de los hechos, autorizando un pequeño chiringuito en tres de sus calas vírgenes más emblemáticas, La Vall, Son Saura y Cala en Turqueta. Y por su parte, el Ayuntamiento de Ferreries ha decidido también pedir a Costas el permiso para instalar este servicio en Cala Mitjana.
La consellera de Turismo, Salomé Cabrera, ve la iniciativa con buenos ojos. "Hay que buscar la manera de ofrecer servicios a los turistas, aunque siempre con una estructura integrada y dimensionada a la realidad de cada entorno. Si es así, me parece positivo e incluso necesario", apunta. De todos modos, Cabrera defiende que "uno de nuestros principales encantos es el entorno preservado, y esto es lo que vendemos a los turistas. Por lo tanto, ofrecer estos servicios debe ser un plus, no un perjuicio a esta imagen".
Como carritos de helados
Sobre las dimensiones del proyecto, la concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Ciutadella, Juana María Pons, asegura que "pensamos en instalaciones no muy grandes, ubicadas fuera de la playa, que puedan funcionar con energía solar y sean desmontables". En este sentido, Pons añade que en el mercado existen unas instalaciones similares a un carrito de helados, de unos tres por dos metros, que podrían ser los más indicados para las calas de Ciutadella.
Así, y a pesar de que el Consistorio ha pedido a Costas autorización para chiringuitos de hasta 20 metros cuadrados, la concejala matiza que cuando el Ayuntamiento licite el servicio podrá introducir sus propias exigencias en el pliego de condiciones, rebajar considerablemente esta superficie e incluso obligar a los adjudicatarios a asumir la limpieza de parte de la playa.
De momento, Ciutadella espera la respuesta de Costas a su solicitud, cursada ya hace dos meses por iniciativa del Consistorio al entender que se podría combatir así la venta ambulante y además obtener ingresos extra para las arcas municipales.
Ferreries, sí pero no
Diferente es el caso de Ferreries y Cala Mitjana. El alcalde Manuel Monerris asegura que es Costas quien se ha dirigido al Ayuntamiento para ofrecerles la posible concesión, diciendo que si no la asumía el Consistorio, podría hacerlo cualquier empresario privado.
Ante esta posibilidad, PP y UMe votaron en el pasado pleno a favor de pedir a Costas el permiso para el chiringuito, mientras PSOE y Entesa se abstuvieron. Ahora bien, Monerris aclara que "pedir el permiso a Costas no significa que se vaya a instalar el chiringuito. Eso depende de si hay acuerdo entre los partidos, y de las consecuencias que pudiera acarrear tener el permiso pero no adjudicar el servicio ni desarrollarlo".
A título personal, Monerris vería bien el chiringuito "si sirviera para evitar la venta ambulante, para poder costear un vigilante en la playa de manera permanente y para que los turistas dispusieran de unos sanitarios decentes". No obstante, el alcalde espera a conocer más detalles de Costas esta semana, como el precio del canon que se le debería pagar y si el hecho de no licitar el chiringuito supondría que un privado pudiera instalarlo por su cuenta.
Por su parte, la Entesa de Ferreries rechaza la instalación de un chiringuito en Cala Mitjana, pero argumenta su abstención en el pasado pleno diciendo que "entre dos decisiones negativas como que pida la concesión el Ayuntamiento o que lo explote un particular sin ningún control por nuestra parte, lo más inteligente y responsable es pedir la concesión para así tener la libertad de hacer o no la convocatoria pública para la concesión". Es decir, ahora mismo en Ferreries no está claro que el chiringuito de Cala Mitjana vaya a ser una realidad.
GOB y PSM, en contra
Sea como sea, desde el GOB valoran negativamente la posible instalación de estas instalaciones. El coordinador de Ordenación del Territorio, Miquel Camps, argumenta que "cuando se instala este servicio en una playa virgen, se transforma su imagen y también sus usuarios. Ya tenemos muchas playas con servicios, y hay mucha gente que busca una cala inalterada".
Además, Camps añade que "si el argumento que utilizan los ayuntamientos para justificar estos chiringuitos es que les van a reportar ingresos, deberían saber que las playas vírgenes generan muchos ingresos indirectos que los políticos deberían ser capaces de analizar y tener en cuenta".
En una línea similar se expresan desde el PSM-Més per Menorca. El diputado autonómico Manel Martí asegura que "este no es nuestro modelo. El elemento de naturaleza que vendemos debe ser el que realmente se encuentre el turista. ¿O a partir de ahora venderemos una playa virgen con un chiringuito? Hay que diferenciar las playas vírgenes de las urbanas".
Martí critica además la actitud de Costas, al entender que "hace un chantaje a los ayuntamientos, al decirles que o lo hacen ellos o lo hace Costas, y que de hacerlo los consistorios, obtendrían unos ingresos que podrían servir para pagar la limpieza o la vigilancia".