El pasado fin de semana se celebró en La Garrotxa (Girona) la séptima edición de la Trobada d'Estudi per la Preservació de la Pedra Seca als Països Catalans, una cita que lucha por la defensa del patrimonio etnológico y que en esta ocasión contó con representación menorquina.
Hasta allí se desplazó Frédérique Mahieu, quien dio a conocer a los asistentes una de las novedades de las Pedreres de s'Hostal, el Espai de Paret Seca, una muestra de los diferentes tipos de esa construcciones que se pueden encontrar en la Isla. También participó en el foro especializado el arqueólogo Antoni Camps Extremera, quien en representación de la Societat Històrico Arqueològica Martí i Bella habló sobre la recuperación de las barracas de piedra, un trabajo que la entidad cultura ha realizado a través del proyecto GIBET.
Mahieu, con una larga experiencia en citas como ésta, confiesa que comenzó a acudir a este tipo de encuentros porque le parece "increíble que no haya nadie que difunda el patrimonio de la 'paret seca' fuera de la Isla, cuando lo que tenemos es referencia en el mundo entero". La "paredadora" afincada en Menorca explica que a ojos de la gente fuera, "la Isla es el paraíso de la piedra seca", pero apunta que visto desde dentro la percepción es distinta. A su juicio no se le otorga la importancia que se merece. En ese sentido critica que las diferentes administraciones no se impliquen en su promoción. "Si Menorca quiere conservar su patrimonio, los menorquines tienen que movilizarse con el apoyo incondicional de las administraciones".
La especialista en "paret seca" recuerda que en el último Congreso Internacional de Arqueología celebrado en la Isla se habló de proponer este tipo de construcciones como paisaje de la UNESCO, "pero se continúa promocionando el patrimonio de piedra iluminando 'taules'", señala.
La experiencia de la asistencia a las jornadas ha sido altamente positiva para la expedición menorquina. Y entre todo lo que Mahieu ha podido observar, se queda con algunos detalles significativos. "Hemos visto una gente que lucha para que se siga transmitiendo los conocimientos antes de que nadie se acuerde cómo se hacían las paredes". Pero de igual forma se ha encontrado con aspectos no tan positivos.
"También hemos visto cómo un patrimonio de piedra seca puede llegar a encontrarse al borde del abandono total y pierde vida a medida que los 'paredadors', que allí llaman 'paretsecaires', desaparecen por falta de trabajo", relata Mahieu, quien añade que "comparado con lo que hemos visto fuera, aquí tenemos un patrimonio gigantesco".
La "paredadora" advierte que en el caso de la Isla no se puede caer en el error de confiarse demasiado por el hecho de que todavía queden un buen número de profesionales de "paret seca" en activo o pensar que está a salvo porque se siguen construyendo paredes nuevas en las urbanizaciones y a los lados de las carreteras nuevas.
Mahieu avisa que también existen signos de alarma: "cada día hay más hormigón escondido dentro de las paredes y menos 'paredadors' jóvenes; cada vez hay más dificultades económicas para mantener las paredes del campo y más "ponts" y barracas en estado crítico". Así, concluye que "existe el riesgo de que el paisaje de la Isla se convierta en un museo de ruinas y falsificaciones".
De este modo, la experta llega a la conclusión de que la respuesta al deterioro del patrimonio "tiene que pasar por las etapas de inventario, catalogación, regulación y protección". En ese sentido concluye que no se trata de "lloriquear minúsculas subvenciones", sino de "exigir a nivel institucional una política de gestión global de conservación y promoción de una riqueza cultural que nos pertenece a todos".