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Trayectoria vital. José L. Quetglas Comella

«Nací para la ópera, pero otras prioridades impusieron su ley»

Jubilado del ramo del calzado y de la hostelería. Miembro de la Capella Davídica desde 1961 y galardonado con la insignia de oro de dicha coral

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Naciste para el canto, puede que para la ópera, pero para ti, ¿qué ha significado la Capella Davídica?
- Ha sido, sin discusión alguna, la base fundamental de lo que soy como cantante; incluso me ha hecho crecer como persona; el canto litúrgico siempre me llegó a lo más profundo de mi ser, un sentimiento que hizo que en las celebraciones litúrgicas de la Catedral me sintiera cómodo e incluso feliz.

¿En qué año "fichaste"?
- En 1961, lo que significa que llevo 52 años en activo, antigüedad que representa que soy el más veterano y que he conocido a los tres directores habidos hasta la fecha, a don Gabriel Salord, a don Guiem Coll y al actual, o sea a Biel Barceló.

Siendo uno de los pocos galardonados con la insignia de oro de la entidad.
- Si; lo que representa un orgullo para mí... Si no recuerdo mal s'arqueta d'or solo la poseen Mateu Gomila, Jaume Casasnovas, Joan Pons Álvarez, don Guiem Coll y yo mismo.

Según me confesó Antoni Salvador, actual presidente de la Capella, a tus 82 años sigues manteniendo la misma ilusión de un debutante.
- Afirmación del todo cierta; no fallo ninguna actuación ni un solo ensayo, lo mío, al igual que otros compañeros -ellos y ellas- es una afición real y un cariño para con la Capella Davídica.

Y sigues en una espléndida forma...
- Afortunadamente es así; en Sant Lluís acabé mi actuación con el «Torna a Sorrento» e incluso Joan Mercadal (Nito Xuquí) quedó maravillado de que todavía pudiera dar el «si» natural con que la pieza termina.

En puertas de una doble cita, el Concierto de Navidad, que ofreceréis los días 28 y 29, en Ciutadella primero, concretamente en la Catedral, y luego en el Teatre Principal de Maó, ¿qué sientes ante tan importante concierto?
- Algo muy especial porque sé que el público tiene una especial sensibilidad para con nosotros; en la valoración de conciertos, el de Pascua es el principal, seguido por éste, por el de Navidad; dos conciertos que preparamos concienzudamente y con gran ilusión.

La Capella ha cantado por toda Menorca, habéis ofrecido vuestra mejor versión en toda la Isla. ¿Te sientes orgulloso de este "peregrinaje"?
- Muy orgulloso y feliz sobre todo por la buena acogida que siempre hemos tenido, puede que en Ciutadella, por ser la cuna de la Davídica y Maó por el incomparable marco del Principal, sientes algo especial, como también en Es Mercadal, porque mi abuela nació allí.

Menorca os quedó pequeña y viajasteis como mensajeros de la cultura menorquina, concretamente del canto, por medio mundo. ¿Muchas vivencias acumuladas?
- Muchísimas; aunque mis mejores recuerdos son el viaje a México y La Florida, a Roma, con recepción ofrecida por la Embajada de España, y a Berlín, viajes en los que nos acompañó don Fernando Rubió i Tuduri, el recordado mecenas menorquín, y que tengo que agradecer a la Capella.

¿Qué te significó la grabación de «Foc i fum»?
- Mi puesta de largo; un cambio a mejor inesperado y lleno de connotaciones positivas; trabajar al lado de Joan Pons fue una experiencia maravillosa, como también el hacerlo con Juanita Coll; ensayábamos en el hogar d'en Joan, del que aprendí la esencia del canto que se basa en la respiración (impulsación de voz y control de aire)... La grabación de «Foc i fum» hizo que el público me identificara ya que como solista, como tenor, no me conocía y desde aquel momento todo cambió, a pesar de que nunca he interpretado el papel de Toni, personaje al que solo presté mi voz pero no me identificaba con él. Debo asegurar que quienes lo han interpretado lo han hecho de maravilla.

¿El poder seguir cantando en condiciones más que aceptable, es cuestión de buenas condiciones físicas?
- Sí, las condiciones físicas han de ayudarte de lo contrario no puedes seguir actuando; actualmente y gracias a ello soy el cantante más veterano de la coral y el más viejo.

Decir que la música, el canto ha sido parte importante de tu vida es afirmar algo conocido, pero ¿ha sido un camino fácil?
- En la vida no hay nada fácil, más bien complicadillo, pero las ganas de cantar que siempre he sentido me han ayudado a superar todos los obstáculos habidos y por haber; además me han proporcionado muchos amigos... Cuando voy a cantar a Maó, a Santa María, al encontrarme don el padre Manguán siempre me dice: «José, ¿encara cantes?» Me lo dice porque ambos recordamos que, durante la mili, yo fui el asistente de su padre y cada día, en bicicleta, lo llevaba al colegio.

Una de tantas crisis se llevó por delante la fábrica de calzado J. Q. Montserrat. ¿Cómo enfocaste tu vida?
- Estaba preparado para asumir cualquier tipo de trabajo; primeramente trabajé, como encargado, en Creaciones LEO, después lo hice con José Forcadas y finalmente dejé el ramo del calzado y me pasé al de la hostelería, como recepcionista de hotel hasta que llegó la hora de la jubilación.

En Ciutadella, en el momento en que el calzado perdió su pegada, la crisis se llevó parte importante de su potencial industrial. ¿Puede el turismo llenar este vacío?
- Cuando ambas cosas iban cohabitando, económicamente todo era más fácil pero en el momento en que el calzado naufragó todo se complicó, menos trabajo, menos oportunidades pero íbamos haciendo; en el futuro puede y deseo que el turismo llene el vacío dejado por la industria del calzado, pero habremos de trabajar con ahínco y buscar nuevas alternativas... Lo positivo de todo ello, al menos para mí, es que sigo confiando en el dinamismo de Ciutadella y de Menorca.

En Ciutadella siempre ha habido muy buenas voces, no me refiero a Joan Pons, un divo como pocos, pero ¿a quién destacarías?
- De mi tiempo a Toni Juanico, en Punta, el Maestro Carreras solía decirle que dentro de si tenía todo un órgano; su voz era de vellut, preciosa; también recuerdo a Martí Suau, un barítono excepcional; me habré dejado a algunos má ... Y de Joan Pons, al que has calificado como divo, para mí es uno de los grandes, un gigante de la ópera mundial.

¿Cómo te defines a ti mismo?
- A mí, como a la mayoría de cantantes locales, me ha faltado escuela y aprendizaje, yo lo que tenía y tengo es un gran agudo, algo imprescindible en un tenor, pero en cierta ocasión Hipólito Lázaro se avino, por mediación de un tío mío, a escucharme en su casa, en Terrasa y me animó, «perquè el teu agut és impressionant" pero mi tiempo se había acortado, aunque a mis 81 años, rozando ya los 82, sigo en forma.

Gerardo Pérez Busquia, el director valenciano de "Foc i Fum", también tuvo un comentario elogioso para ti. ¿Cómo ocurrió?
- En aquel momento tenía 52 años y después de escucharme me dijo: «Si tuvieras 10 años menos, nos llenaríamos los bolsillos de oro»; prepararíamos «Rigoletto» y con solo esta ópera daríamos la vuelta al mundo.

Otro capítulo importante lo ocupa La Rosa dels Vents.
- Efectivamente, al menos para nosotros; éramos un grupo de amigos que cantábamos en la Capella y en una cena en casa de Damià Bosch salió la idea que poco después culmino en un grupo que tuvo una gran aceptación; aquella fue una etapa muy bonita, en que los ocho integrantes del grupo lo pasamos de maravilla-

¿Con qué tipo de música te sientes más identificado?
- En la ópera; si no fuese español elegiría ser italiano... Particularmente creo que nací para la ópera, pero otras prioridades impusieron su ley; la música sacra también me atrae, me llena, es una música llena de sentimiento, de fe.

De los muchos tenores que has conocido, algunos personalmente, a otros a través de sus discos y demás, ¿a quién has admirado?
- Mi descubrimiento fue Beniamino Gigli, un tenor extraordinario, luego apuntaré a Alfredo Kraus y a Pavarotti, que eclipsó a otros grandes cantantes.

Dejando la música aparcada, ¿tienes otras aficiones?
- Me gusta el campo, la agricultura en «do» menor, también el pintar, pero no me he dedicado del todo a ello, puede que recupere el tiempo perdido y vuelva a coger los pinceles.

¿Cómo prevés el futuro?
- Ha habido bastantes cosas que no se han hecho como debían hacerse y ahora estamos pagando los «intereses acumulados»; recuerdo que mi padre me recomendaba que no me metiera en líos y que apoyara a aquellos que trabajasen con honradez... Él vivió muchas experiencias que no quería se repitiesen, como el fusilamiento de tu padre, su hermano mayor, y algunas corregudes de sus otros hermanos; con todo confío en que el futuro, sin llevar a las cotas de bienestar que nosotros alcanzamos, será mejor que este presente.

Y el futuro de tus nietos, ¿cómo lo presientes?
- No les será fácil; mantener las cuotas mínimos del Estado del Bienestar les exigirá trabajar mucho, a destajo, pero si creen en ellos mismo y en su capacidad creadora, podrán recuperar mucho de los que nosotros hemos ido lanzando por la borda.

Tu vitalidad, tu alegría contaminante, hace que desde el optimismo te haga la siguiente pregunta, ¿qué le pides a la vida?
- Que los muchos o pocos años de vida que me quedan pueda vivirlos lo mejor posible.

Bon Nadal.

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